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Un verano posfotográfico

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Amigos, el verano se está poniendo intenso y llega la hora de aportar nuestro granito de arena para que vuestras vacaciones sean más provechosas. Tras la lectura de esta entrada os garantizamos un auténtico verano posfotográfico.

Todos lo años por estas alturas la mayoría de los blogs de fotografía se afanan en daros miles de consejos para vuestras fotos estivales: posibles destinos fotogénicos,  equipamiento apropiado, las diez reglas para ser originales y no volver con las típicas fotos. Siempre lo mismo…

Pues van mal encaminados esos blogs, por muchas visitas que tengan. Estamos con una situación económica complicada, la gente no puede permitirse esos safaris fotográficos como antes, tan alegremente.

En Cienojetes somos diferentes, lo nuestro es otro rollo. Por eso, pensando en todas esas personas que lo más lejos que van a poder ir es al baño, os proponemos varias ideas para que no paréis de crear durante estos meses de estío. Proyectos personales sin salir de casa gracias a la posfotografía. Reutilicemos imágenes ya existentes, prescindamos de la cámara. ¡Somos modernos!

La opción número uno es para los amantes de los videojuegos. Lo vuestro es el rollo de Roc Herms, un artista geek que le ha echado un par de joysticks al asunto y ha realizado un trabajo llamado “Postcards from Home“, constituido por instantáneas de los avatares que habitan el videojuego Home de la PlayStation. Él dice que documenta con un acercamiento ciertamente antropológico la vida de una comunidad concreta, en este caso la del intangible mundo virtual alternativo de Home. Ahí es nada. Y no es el único con sobredosis de DualShock, ojo. Cristobal Benavente imagina fotogramas de Casablanca en su última obra moderna moderna.

Posfotografía documental virtual

Posfotografía documental virtual

¡Qué mundo de posibilidades se abre con esto! Si sois más de los Sims también vale, siempre que el acercamiento siga siendo antropológico, faltaría más. Con el FIFA podéis sacar retratos de las celebridades del balompié, un rollo Avedon que hace falta ir reciclando ya. Y para los conceptuales tenemos el Tetris, con el que podéis mostrar vuestra verdadera naturaleza interior, esa en la que nada encaja. Cambiad vuestra tableta digitalizadora por un buen joystick, al final lo agradeceréis.

La segunda opción que os proponemos es que buceéis sin parar en el fascinante mundo de Google Street View y hagáis como John Rafman o Michael Wolf, un proyecto basado en fotos tomadas por el coche de Google. Pensadlo bien. Podéis visitar más sitios que vuestros amigos en menos tiempo que ellos, sacar más fotos y amenazarles con enseñárselas todas si ellos osan mostrar las suyas del viaje a Santo Domingo. Cierto es que lo del Google Street View está un poco trillado. Spottorno ya propuso durante un verano que la gente sacara provecho de esas imágenes, pero se produjo el efecto vacaciones Santillana: nadie hizo nada.

Típica escena residencial

Que el coche de Google viaje por ti

Así que nuestra tercera y última propuesta es más contundente y estamos casi seguros de que alguien nos hará caso, aunque sea en secreto y sin que nos lleguemos a enterar. Para qué ansiarse siguiendo las huellas del coche de Google cuando podemos pasarnos las tórridas noches veraniegas viendo porno. Sí, sí, he dicho porno. Me explico.

Existe un proyecto llamado “Just another Ikea Catalog” en el que se seleccionan fotogramas de películas porno amateur en los que aparezca mobiliario de Ikea. A continuación se añade el nombre del producto, su precio y un link para poder comprarlo on-line. Es decir, hay alguien que se dedica a fijarse en los muebles mientras ve películas porno por Internet y de ahí deriva su proyecto fotográfico. O eso le dice a su pareja.

Fotografías de Ikea: tiradas.

Fotografías de Ikea: tiradas.

Pues bien, para los amantes de esta tercera opción os sugerimos el siguiente proyecto fotográfico. Os animamos a visionar todo el porno que podáis por Internet, todo el que os permita vuestro cuerpo antes de que os quedéis ciegos/as y de que el cuerpo se os llene de granos. El objetivo es muy sencillo: localizar todos aquellos objetos que se vendan en la Fnac. A continuación hacéis como con lo de Ikea, un catálogo con su precio y demás. El proyecto que quede más redondo lo enviaremos el año que viene a lo del Nuevo Talento Fnac, que verás tú si tiene o no tiene repercusión. Nos van a adorar por esto.



Nos vamos de vacaciones

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Antes de despedirnos hasta la nueva temporada, os queremos contar algo que nos hace mucha ilusión: y es que Cienojetes ha visto de nuevo la luz en papel en la revista Contratiempo, que dirige Ricky Dávila. En esta ocasión con el artículo No tengo química con la fotografía analógica. Os invitamos a los que no lo hayáis leído a leerlo por vez primera, así como a los nuevos seguidores a volver atrás y conocernos mejor en las vacaciones leyendo nuestros artículos anteriores.

Cienojetes_cfc2

Volveremos, pasado el verano, con más contenidos y con alguna que otra sorpresa. Os desvelamos una. En estas vacaciones el equipo de Cienojetes se va a poner las pilas y, puesto que unos pocos han puesto en entredicho nuestra capacidad de opinión si no nos mostramos como fotógrafos, os prometemos —¡oh loca osadía!— para la segunda temporada delumbraros a todos mostrando nuestro primer proyecto fotográfico conjunto. Canon y Pepinos, Pepinos y Canon. Trabajando codo con codo, cámara con cámara. Por la fotografía.

loca_cienojetes

Esta primera temporada que ahora termina ha sido estupenda para nosotros. Comenzamos a publicar en octubre de 2012, con mucha ilusión, y los resultados han superado nuestras expectativas. Hemos llegado a las 250.000 visitas; en nuestra cuenta de Twitter vamos camino de los 1200 seguidores, mientras que en la de Facebook, donde empezamos en enero de este mismo año, contamos ya con casi 2000 seguidores. Pero, obviamente, todo esto no hubiera sido posible sin vosotros. Así que, de corazón: ¡muchas gracias a todos, queridos!


Más vivos que nunca: Temporada 2

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Ayyy, ojetes de nuestro corazón. ¡Cuánto hemos echado de menos estar en contacto con vosotros! La espera ha llegado a su fin, hoy iniciamos la segunda temporada de Cienojetes y lo hacemos más vivos que nunca.

A juzgar por vuestros comentarios tanto online como offline (quien sabe, hasta es posible que hayáis hablado en persona con nosotros sin saberlo) se podría considerar que hemos aprobado en nuestro primer año con vosotros. Eso sí, habéis sido exigentes y lo seréis más en el futuro. Es lógico, pagáis mucho dinero por acceder a nuestros artículos.

Este verano hemos hecho balance y hemos puesto sobre la mesa bastantes ideas para hacer de esta segunda temporada una experiencia mucho más intensa. Nos habéis dicho demasiadas veces que éramos buenos, mucha palmadita en la espalda y tal. Más halagos que críticas en los últimos meses: es decir, algo iba mal. El escándalo debía ser nuestro terreno de juego y nos hemos encontrado con las nubes de los osos amorosos.  Incordiar un poco será nuestro proyecto creativo de autor trascendental. Además, no os penséis que hemos estado quietecicos todo el verano. Aquí va  un audiovisual que sigue los consejos del pope bloguero de las cortezas de cerdo. La fotografía se nos quedaba corta, así que hemos recurrido al vídeo para anunciaros qué trae la segunda temporada. Y lo hemos colgado en Vimeo, que es más de gente guay. No como el YouTube ese, lleno de remixes de Ana Botella. ¡Dadle al play, ojetes nuestros!

Y el martes que viene estrenaremos Web y más cosas.


Dando la cara

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Amigos, nadie duda de lo bueno que es pertenecer a un colectivo fotográfico. Y además ahora está de moda. El trabajo en equipo tiene indudables ventajas. Pero ocurre que pasados los primeros momentos de buenrollismo y de exaltación amistosa, la confianza empieza a dar asco y aparecen las discrepancias y las críticas destructivas, que pronto dan paso a las puñaladas traperas. Esto hará que inevitablemente cada uno empiece a mirarse el ombligo y a trabajar por su cuenta, provocando la agonía, a veces lentísima, del amado colectivoooh.

Quizás por estos inconvenientes, quizá porque son menos costosos económicamente, están proliferando como moscas en nuestos días los colectivos fotográficos que llamaremos mini. Porque en realidad son dúos. Se aprovechan de que están unidos por vete a saber qué intereses, por supuesto no fotográficos, y de que en la teoría un grupo lo forma un número ≥ 2, para autodenominarse colectivos.

Lo cierto es que esta manera de colaborar ha existido desde siempre. Recordemos a Gerda Taro y Robert Capa; al matrimonio Becher de Düsseldorf, a los excéntricos y geniales Blume. Y en tiempos más actuales al matrimonio Parkeharrison.

Cienojetes no puede estar a la zaga de las tendencias. Si hay que subirse al carro de los mini-colectivos para parecer modernos y ver si al final ganamos unas perricas, habrá que subirse, qué leches. El año pasado algunos amables lectores nos dijeron que quién coño éramos nosotros para hablar de fotografía, si encima ni nos atrevíamos a exponer nuestras fotos púbicamente. Pues bien, ha llegado el momento de dar la cara.

Una noche estival Nacho y yo hablamos de este proceso inexorable, de como nuestra cobardía iba desacreditándonos paulatinamente; y después de tomarnos unos golpes, decidimos constituirnos formalmente como Colectivo. Días y noches, noches y días, nos hemos estrujado la sesera pensando en qué nombre nos teníamos que poner. Porque el nombre a veces es casi tan importante como lo que hace el mini-colectivo. Pero los nombres que poníamos encima de la mesa sonaban a otros colectivos existentes y exitosos: Beba y CosaRojo ChacheNino el Cojo, LifeandChopped… Nada. ¿Para qué darle vueltas? Hoy nace el Colectivo Cienojetes, con nuestro primer proyecto, que nos ha tenido ocupados y acongojados todo el verano.

- Proyecto: Una deslumbrante realidad. (Murcia, verano 2013).
- Referentes: nos sentimos muy influenciados por grandes maestros de la historia de la fotografía, estando nuestros gustos encuadrados entre la street photography tradicional y el paisajismo más puro y relajante. Winogrand, Diane Arbus, Cartier-Bresson, Ansel Adams, Eggleston, Atget, etc.
- Marco conceptual: Atrapado y enajenado en una sociedad que le apabulla y deslumbra, el individuo intentará en vano rebelarse contra la extraña realidad que le muestran sus sentidos y sobrevivir con sentido al sinsentido. Pero no sabe contra qué lucha y sucumbe. Entonces el vacío lo asume todo. Como dice Lacan, “nuestra práctica es una estafa: fanfarronear, hacer pestañear a la gente, deslumbrarla con palabras rebuscadas”.

¿Os ha gustado? ¡Qué bien! Teníamos reticencias a exponeros nuestras fotografías porque nuestra formación es eminentemente clásica. Pero bueno, al fin nos hemos atrevido. Esperamos vuestras críticas y consejos para ir mejorando poco a poco.


Tu me la mecenas, yo te la meceno

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Como se puede comprobar por nuestra entrada anterior, “Una deslumbrante realidad” nos ha definido inevitablemente como fotógrafos trascendentales. Lo mejor de todo es que ya tenemos la fórmula para sacar tajada económica de nuestras fotos.

Vamos a hacer un fotolibro. ¿Por qué un fotolibro? Muy fácil, porque se lleva. Bueno, por eso y porque nosotros también somos un poco cobardes. Tenemos un pánico terrible a no vender ni uno y por eso vamos a hacer lo mismo que todos los caguetas: vamos a sacar un proyecto de croissanding de ese en Verkami. Eso del micromecenazgo se lleva ahora mucho entre los modernos y nosotros no podemos ser menos.

Ahora bien, hacer un proyecto de croissanding no nos garantiza nada: ahí es donde entráis vosotros, compañeros atormentados de la fotografía incomprendida de autor. Hemos estado analizando vuestro comportamiento durante los últimos meses y llegamos a la conclusión de que sois un grupito de 30y3 ó 34 como mucho, vamos, lo que vienen siendo cuatro gatos. Pero os lo montáis muy bien, es verdad, porque cada vez que alguien saca un libro en Verkami os apresuráis a decir que ya habéis donado. Nosotros al principio no entendíamos cómo alguien podía presumir de haber adquirido un libro inexistente, pero ahora ya sabemos el porqué.

En el fondo os importa tres narices el libro, las fotos, el texto, el tacto del papel y toda esa parafernalia. La razón por la que inmediatamente gritáis a los cuatro vientos que ya habéis contribuido al libro es porque pensáis sacar otro en breve. Necesitáis que os devuelvan el favor, ir repartiendo palmaditas en la espalda con el fin de luego recolectartas llegado el momento. El viejo quid pro quo pero hecho de una forma supernueva. Ayyy pillines, qué bien montado lo tenéis.

Eso sí, hay que hacerlo con mucha clase. Habéis criticado mucho el comportamiento gregario que se respira en los foros -istas, en Flickr o en 500px. Por eso no ponéis cosas como “bonitos colores”, “nice photo” o  similar en los comentarios del Verkami. Vosotros tenéis que seguir haciendo como hasta ahora, utilizar otras redes sociales (cuantas más mejor) y encuentros personales en grupos reducidos para deciros bien claro lo artistas que sois. En el fondo es como el sistema de favoritos del Flickr (te hago un fav para que tú me lo devuelvas), pero adornado con alguna conversación que mencione a Colberg. Aún así hay que mejorar la técnica, que uno de los dioses como es Jon Uriarte se está empezando a coscar de todo desde ahí arriba.

Muy pronto pondremos en el sistema de croissanding nuestro proyecto fotográfico “Una deslumbrante realidad” y queremos que nos dejéis jugar a vuestro juego. Os vamos a comprar un libro a cada uno a condición de que vosotros compréis el nuestro. Es verdad que al final nadie va a ganar un duro con todo esto porque todo lo recaudado se va en pagar libros que no queremos para nada (ni les vamos a quitar el plástico), pero al menos todos tendremos el orgullo mucho más hinchado, lo cual siempre viene muy bien para ver las cosas con meridiana objetividad.

Por último, hemos comprobado que cuando estáis de promoción también sois más simpáticos que de costumbre, compartís más los artículos de los otros, hacéis más favoritos y todas esas cosas. Nosotros también podemos ser pelotas. Os vamos a mencionar aquí en el blog proclamando a los cuatro vientos lo buenos que sois (si queréis nos podéis mandar el texto vosotros mismos por correo y nosotros lo publicamos tal cual). Dilapidaremos toda nuestra reputación de un plumazo, pero todo sea por sentirnos cada vez más artistas.

Fotógrafo de autor, ya sabes: si tu me la mecenas yo te la meceno.


La Princesa Leica

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¡Hola! Buenos días, tardes o noches a todos (esto de ser tan cosmopolita es un lío).

Comienzo mi colaboración con Cienojetes y, la verdad, creo que lo mejor es presentarse, ¿no? Bueno, ya sé que soy impresentable. ¿Quién no conoce a la Princesa Leica? Obvio. Aunque, la verdad es que yo no vengo a hablar de mí porque ya está (casi) todo dicho, así que he pensado que lo mejor es empezar por contar el cómo y el porqué yo estoy aquí escribiendo.

Buscando un lugar donde pasar mi tiempo de asueto, hice lo normal: abrir el atlas, cerrar los ojos y señalar un sitio. Et voilà! Mi índice me mostró que tenía que ir a un lugar en el Oriente… de España. Arreglé todo lo necesario para embarcarme en una nueva aventura, puesto que nada conocía del sitio. Llegué allí prácticamente usando todos los medios: tierra, mar y aire (disculpad pero no quiero hacer publicidad, así que omito nombres). Y terminé en un territorio en el que, sinceramente, pensé: «¿Quién vivirá aquí?».

En la ciudad más grande que había por los dintornos y buscando un sitio donde reponer fuerzas, de repente escuché: «¿Princesa…Leica?». Como iba de incógnito, me cogió por sorpresa y respondí instintivamente: «¿Sí…?». Y así me encontré a Nacho y Nicon. Les solicité una dirección de algún lugar para tomar un refrigerio y me indicaron una heladería. Dado que me habían reconocido y no les había ocultado mi identidad, decidí aceptar su amable ofrecimiento de acompañarme. También conviene hacer un poco de prospección de los aborígenes, me dije a mí misma.

Tomando un helado de limón (me comentaron que los cultivados por allí eran famosos, así como la huerta) me preguntaron sobre mi cámara (fascinados, más por ella que por mi presencia, vaya…) y mi formación, etc. Yo les dije que a qué formación se referían, y me respondieron raudos: «A la fotográfica, claro. ¿A qué escuela ha ido, Princesa?». No pude contener la risa… Una Princesa NUNCA va a la escuela. Las cosas de fotografía, les conté, me las enseñó una nanny que Papá y Mamá contrataron en Chicago. Era maja y siempre que me llevaba de paseo acarreaba una cámara. La verdad es que no entiendo que ahora se le esté dando tanta publicidad porque era una sirvienta como las otras. Eso sí, recuerdo que le preguntaba cosas a George cuando se pasaba por casa a ver a Papá y siempre estaba fisgoneando un poco en esas ocasiones.
Entre nosotros, fue un detalle muy poco elegante por su parte el no habernos dejado en herencia los negativos, máxime cuando siempre estábamos animándola con lo de las fotos.

"¡Qué recuerdos me trae esta foto!" (Foto Vivian Maier).

“¡Qué recuerdos me trae esta foto!” (Foto Vivian Maier).

El caso es que Papá, viendo que era algo que me gustaba, me preguntó que si quería una como la de Vivi, pero le dije que no porque ella estaba jorobada (tenía problemas de espalda, quiero decir) y pensé que su cámara era de las de mirar desde arriba…, por el  visor, claro. Así que Papá me regaló mi primera Leica y me dijo: «Mira, ¡y se llama como tú, mi Princesa!». Papá siempre atento a todos los detalles…
Siguiendo con mi instrucción fotográfica, pues claro, la vida, las experiencias, las amistades, te van creando tu propio point de vue, obviamente, ¿no?

Nacho y Nicon me preguntaron también si escribía… Así les conté que claro, que llevaba un diario en el que apuntaba todo mi universo interior. En ese preciso momento recuerdo que se miraron, se levantaron y me dijeron no sé qué del servicio y se marcharon. Me percaté de que no es que fueran a hablar con las camareras sino que iban a las toilettes. Regresaron al cabo de un tiempo muy sonrientes, con los ojos brillantes, y me contaron lo de Cienojetes (no me explicaron qué significaba el nombre, pero tampoco es importante, ¿no?) y que si quería escribir sobre fotografía de vez en cuando.

Ellos continuaron siendo muy simpáticos, pues viendo que estaba perdida en ese sitio, decidieron hacerme de cicerone y me llevaron por la ciudad a recorrer sus rincones especiales, beber vino, comer tapas, y empezamos a conocernos mejor. Les pregunté si tenían cuarto oscuro, si trabajaban juntos o cada uno por separado, cuáles eran sus especialidades, etc. Me dijeron que no tendrían ningún problema en mostrarme sus aparatos y las técnicas que utilizaban para cada ocasión. Al final me acompañaron al hotel, estuvimos en mi habitación y quedé tan fascinada con los conocimientos y habilidades tanto de Nicon como de Nacho, que me convencieron por completo. Y aquí estoy.

princesa_leica

Posdata: No os fiéis de nadie que lleve una camiseta diciendo que su «otra» cámara es una Leica. Quien tiene una Leica, lleva una Leica. Lógico, ¿no?


Mellado nos separa

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Me tropecé con él de repente y en el lugar más insospechado. Había quedado con Nacho en casa para hablar del próximo proyecto de nuestro recién fundado colectivo, a lo que siguieron unos vinos acompañados de excelentes viandas (salchichica seca, almendras, queso de cabra…). El caso es que pasado un tiempo la ingesta hizo su efecto y tuve necesidad de acudir al aseo. Me senté en el trono de mi colega y observé una cestilla con revistas para hacer más amena la espera. Rebusqué y cual fue mi sorpresa cuando vi allí dentro mi catecismo fotográfico, el culmen de los manuales técnicos: el libro Fotografía Digital de Alta Calidad – Photoshop CS2 de Jose Mª Mellado. Cogí ese tesoro con manos puras y temblorosas y al abrirlo casi lloro: el librito estaba destrozado, pintarrajeado como si un niño se hubiera ensañado con él; y con bastantes páginas arrancadas para no quiero imaginarme qué innoble función.

A la vuelta al salón, Nacho estaba sobado en su sillón con la cabeza colgando, roncando con la boca entreabierta. Sin mediar palabra le arrojé el ladrillazo encima. Lo que viene a continuación es una reproducción fidedigna de la discusión que mantuvimos:

Pepinos: (con los ojetes húmedos) ¡¡¿Esto qué es?!! ¿Te parece bonito como y donde tienes el libro de Mellado? Si no lo querías, al menos lo podías haber vendido, ¿no?

Canon: (secándose la babica) Anda ya. Además no sé por qué te molesta, si él mismo destruye su propias fotos estilo perfomance. Sólo le falta al notas poner el “Mola mazo” de Camilo Sesto de música de fondo.

P: Cuidado que no estás hablando de un don nadie. Chema ha sido presidente de la Real Sociedad Fotográfica. Y tiene obras en los mejores museos del país, como el Reina Sofía o el Museo de Cáceres. ¡Cuidadín!

C: Sí, sí. Menudo monumento tendrá también en Islandia desde que sacó su libro. Tío, si allí han salido de la crisis gracias a las manadas de mochileros Lowepro que van cada verano. Los artistas digitales esos cuya principal aspiración es buscar los mismos paisajes para hacer las mismas fotos. Sólo que esos paisajes no existen porque todo es puro photoshop de garrafón.

“Esos paisajes no existen porque todo es puro photoshop de garrafón…” (Foto Mellado)

P: Envidia de los cielos guapos y las luces que saca el tío. Aunque en Blanca Berlín algunos de esos fotones pasan de 12.000 euros, luego se arremanga y es generoso a la hora de ofrecernos sus conocimientos en los mejores libros de fotografía que existen. Además, que levante la mano quien no use un poquico photoshop para ajustar luces y colores.

C: ¿Libros de fotografía? Tú lo flipas. Son manuales de usuario de fotochop con los que acabarás destrozando tus fotos favoritas. O peor, pensarás que puedes darle un toque pictórico a fotos que deberían estar hace tiempo en la papelera de reciclaje.

P: (con sentimiento) Mellado es un maestro de la luz y del color. Más quisieras poseer su don de previsualización, como él lo llama: “la capacidad de, estando delante de una escena, imaginar la foto ya terminada, hasta colgada en la pared, con todos los ajustes de luces, con todo el tratamiento”. ¡Qué fiera! Nos muestra la belleza oculta de los paisajes. Sin su ayuda, no lo veríamos. Con su mirada felina nos dirige la nuestra. Él dice que consigue que las personas “miren a las cosas de otra manera” y… él…

C: (interrumpiendo) Mira. Te voy a dar la razón en una cosa. Tiene fotos en las que consigue dirigir el ojo del espectador (porque el espectador es tonto, claro, necesitamos que nos guíen). Fotos intrigantes en las que se adivina que algo está a punto de pasar. Concretamente la foto de portada de su último libro. Absolutamente necesario sacar a una tía en bolas entre las piedras. Está claro que dirige el ojo del espectador y que cada uno pondrá de su parte para decidir qué le gustaría que le pasara a esa pobre mujer. Una foto para los anales de la fotografía, a la altura de los desnudos de Weston. Además, ¿cómo sabes tanto de él y de lo que dice?

“¿Qué hace esa jaca entre las piedras? Todo puede pasar…” (Foto Mellado)

P: (sonriéndose) Empiezo a entender porqué tenías el libro en el váter… ¿Es que no has visto como reflexiona en el vídeo La búsqueda del instante? Está claro que en el caso de esa foto pasa lo que él dice. “Se da esa imagen dramática (…) de que (sic) algo va a pasar, de que (sic) algo está a punto de ocurrir”. ¿Qué hace esa jaca entre las piedras? Tú lo has dicho, puede pasar de todo: pegarse un leñazo, una escena amorosa, un desprendimiento… Se ve claramente lo que él dice que capta, “la tensión entre el ser humano y el paisaje”.

C: Sí. Un desprendimiento de retina el que da mirando sus fotos tamaño pantalla de cine… Vamos Pepinos, que te veo convencido de que casi casi se merece ganar el Premio Nacional de Fotografía. En eso también te puedo dar la razón. Ya era hora de que tuviéramos un premiado que es capaz de hacer en digital lo mismo que Ouka Leele en analógico: pintarrajear las fotos.

P: Oye. Que también tiene trabajos comprometidos como el de Babalú-Ayé, donde el editor lo supo incluir en una nómina de fotógrafos tan conocidos y talentosos como él:  Diaz-Burgos, García Rodero, Cañibano… Menudo dominio del HDR y de las distancias alcanza en este trabajazo.

C: (muy sobrao) Que sí, que sí. Ignoro la razón por la que lo llamaron para lo de Babalú-Ayé. Sin embargo, me imagino poniéndole la cabeza loca a todos entre mojito y mojito. A Pep Bonet lo debió llevar loco para que le pasara el procesado Melladator Plus a sus otros trabajos más comprometidos. “¡A eso le falta dramatismo hombre!”.

P: Lo llamaron porque es un grande y se codea entre los grandes, ¡hasta en PhotoEspaña! Ha formado a cientos de fotógrafos en este país. Y con muy buen criterio él mismo llama a su pericia técnica como fotografía de “alta calidad” o “inteligente” en su nuevo tratado. Sus libros son, como él dice, obras maestras; y las vende como churros.

C: (con los ojos saliéndose de las órbitas) ¡A este me gustaría a mí verlo disparando en analógico, en vez de con los pepinos esos que usa que te gustan tanto! ¡Y sin ordenador! ¡A ver qué leches hacía…! ¡Y tú eres un pirotécnico! ¡Eres un pirotécnico al que le ponen cachondo los histogramas derecheados! ¡No sé cómo he podido contar contigo para hacer fotografía de “verdadera” calidad!

P: (cerrando los puños) ¡Aquí todos los trascendentales con halos de modernete como tú lo criticáis, pero luego bien que usáis sus técnicas en secreto! ¿Si no para qué te compraste el libro? Ahora lo has tirado para que no lo descubran en la estantería tus amigos conceptuales ¡Falsorro!

C: (Gritando) ¡Anda y metete uno de tus pepinos por el oje…!

P: (Interrumpiendo y gritando también) Y tú corre a retocar fotos en tu imac, que he visto que tenías abierto el photoshop… ¡Me largo de aquí! ¡Que te den!

Salí de allí dando un portazo. No os riais porque, tras esta pelotera por culpa de Mellado, la continuidad del colectivo Cienojetes se tambalea…

Foto: V. Echave.

Foto: V. Echave.


La madurez de la fotografía en España

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Martin Parr afirma en el prólogo de “The waiting game” (un fotolibro de Txema Salvans sobre chicas que esperan el autobús) que España es ahora un territorio maduro en términos fotográficos.

Les ha faltado tiempo a los modernetes para apuntarse el tanto, diciendo que esto se debe a los fotolibros que sacan los artistas emergentes españoles y a los muchos premios que se llevan. Pues no es verdad, la verdadera razón es que el bueno de Martin ha visto los resultados provisionales de los premios Bitácoras 2013 en la categoría de Fotografía.

Votar en los Premios Bitacoras.com

Al pinchar en la imagen nos votas a nosotros. ¡Ni se te ocurra!

Si algo revela esa lista es el estratosférico nivel del mundo de la fotografía en nuestro país. Y esos fotógrafos modernos tienen que ir aceptando la cruda realidad. La VERDADERA fotografía está en esos primeros puestos.

Los internautas demuestran su predilección por blogs que intenten venderles cámaras que no se pueden permitir, que contengan imágenes irreales retocadas hasta la hipérbole visual. Un mundo inalcanzable y ajeno como ese que se muestra en los programas de televisión que giran en torno a las casas de los ricos.

Vale ya de descampados tristes, aparcamientos vacíos o personas con cara de desesperación o ausentes. Bastante tienen ya los internautas con su propia vida. Nos preguntamos quién querría ver fotos así cuando puedes fliparlo con esos fotoblogs llenos de fotografías nocturnas en la que se aprecian todas las constelaciones del universo (con una casa en ruinas en primer plano, eso que no falte).

Mal camino llevan esos esos blogueros que se lo toman en serio, escribiendo cada día sobre teoría de la fotografía, reflexionando acerca de la obra de fotógrafos con parrafadas que uno, sinceramente, no tiene tiempo de leer porque está deseando cotillear en Facebook lo que hacen sus conocidos.

Que se vayan enterando Rafael Roa, Pedro Arroyo, Jon Uriarte y demás intelectuales de la fotografía. Ya podían ir metiendo algún timelapse, algún análisis del último cacharro tecnológico o algunos trucos de procesado con el Paint de Windows. Todo ese tiempo que dedican a reflexionar sobre la fotografía es tiempo perdido. Más les valdría usarlo para arrastrarse como los demás por las redes sociales pidiendo el voto de los internautas, como políticos en plazas de abastos.

¿Acaso piensan esos intelectuales que Martin Parr va a basar su reflexión en blogs o páginas de Internet que no aparecen ni entre las 100 primeras de la lista de Bitácoras? No hombre, eso no puede ser así. Mr. Parr tiene una visión moldeada en base al Top Ten, sin duda alguna. Os pondremos algunos ejemplos que apoyan nuestra tesis, veréis como al final nos dais la razón.

El primer lugar de la lista es para el blog dZoom. Le  pasamos por alto que una búsqueda en dicho blog de la palabra “Fontcuberta”, ganador del Nobel de Fotografía, no produzca resultados. No pasa nada, no pasa nada porque para compensarnos nos ofrecen un método que debería convertirse en estándar mundial para valorar objetivamente una fotografía de 0 a 100. Se rumorea que Mr. Parr utilizará dicho método para determinar el mejor fotolibro de este año 2013. Por cierto, la búsqueda de la palabra “fotolibro” tampoco produce ningún resultado en dZoom, pero es que van muy liados con las cámaras y demás cacharros.

Qué decir del tercero de la lista, el blog del cuchi cuchi. Al principio piensas que sobre todo tendrá fotos de gatitos y bebés, pero sin embargo es un blog de los que podríamos denominar de campo. Encuentran verdaderas rarezas, una labor encomiable para sacar a la luz fotógrafos que no reciben el apoyo mediático habitual. Estamos ya hartos de saber quién gana concursos como el de la Editorial RM, pero nadie nos informa de quién gana el concurso Lacasitos de Instagram. Ellos sí. Muy cuchi cuchi, ¿verdad?

El cuarto del top ten es un blog llamado “Sin retoque” en el que se muestra cómo son una serie de fotos antes y después de ser retocadas. Por tanto, el título ya nos deja bastante claro que estos son de los nuestros, unos cachondos. Hasta tienen ejemplos concretos de cómo destrozar una foto metiéndole ruido, pero te lo disfrazan como si fuera un retoque que la mejora. Lo que os decía, unos cachondos.

Por cierto, querríamos advertir desde aquí a los responsables de Bitácoras que se les ha colado en la lista un blog con contenido sexual muy explícito. Estamos hablando del pepino que se gasta el amigo Sergio Perea en su presentación. Luego intenta disimular con unas palabras de algo de un bucle que va de la obra al concepto y del concepto a la obra, pero es pura fachada.

Nosotros seguiríamos analizando la lista, pero claro, no podemos estar hablando aquí de los 100 blogs que aparecen. Además, no nos hemos atrevido a pinchar en algunos llamados, por ejemplo, “Fotos Sin Porque”, “Imágenes Susurradas”, “Momentos Hechos de Luz”, “Bisual Studio” o “Photovanessa”. Con esos nombres no pueden ser otra cosa que competencia directa de Cienojetes, maestros de la sátira que nos harían sentir como auténticos principiantes. Mejor nos quedamos como estamos, con la ilusión de ser únicos.

Sólo nos queda decir que estamos muy decepcionados por salir en la posición 54 de la lista. No sabemos qué insensatos nos habrán votado hasta ahora, pero no están en su sano juicio. Nosotros no queremos ganar, lo que realmente queremos hacer es presentar la gala de entrega de premios, al más puro estilo Ricky Gervais. ¿No irán a poner a Mariñas y a Karmele, como se rumorea?



Las escuelas como catapultas

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Hay que saber qué se quiere ser en esta vida y las siguientes. Papá me enseñó que hay que tener fuerza y determinación al respecto.

Nacho y Nicon, Nicon y Nacho (tanto montan, montan tanto) lo tienen prístinamente claro: «Queremos ser un minicolectivo de fotografía de autor». Y yo… quiero ser una referencia fotográfica contemporánea; no como mi niñera la Vivi, que obviamente no disfruta de su reciente fama con tanto negativo excelente empolvado. ¡Lo quiero todo y lo quiero ya! Ser la Leica.

«Princesa», me dijeron muy suavemente Cienojetes, «es que para ser alguien en este mundo se ha de pasar por una escuela de prestigio, tener unos estudios contrastados. Pero eso puede salirte muy caro y encima no tendrás un título universitario reconocido. Lo de su nanny en España, con los debidos respetos, no funcionaría». Metiendo piedrecitas en el peep-toe, como si nada.

Determinada y con fuerza, sabiendo que lo del vulgarísimo y ordinario Show Me The Money de las escuelas privadas no es impedimento para mí (ni para otros niños de papá con similares aspiraciones), me dispuse a buscar cuál sería la más apropiada para llegar a mi meta rápido y eficazmente. Investigué arduamente en el universo de las escuelas fotográficas de fama y prestigio con un dilatado o sonoro historial académico de por estos lares:  BlankPaper, Lens, EFTI, IED, IEFC, IDEP, GrisArt. O Madrid o Barcelona, como si fuera un clásico de fútbol.

Las condiciones suelen ser estas: has de pasar un curso general de dos años, te especializas y todo con el habitual discurso educativo oficial de algo que al final no tiene un reconocimiento académico. O un Máster, si te va la droga dura. En fin, un “paisaje infinito” se abría ante mis ojos, me veía dilapidando un tiempo precioso con mocosos hipster de última cámara que no saben ni quién es Radnitzky u, horror, simpáticos maduritos con posibles que no tienen nada mejor que hacer y les sobra voluntad.

Foto Mark Klett

-¿Quién no ha hecho nunca en su vida un “recorta, pega, pinta y colorea”?- Foto Mark Klett

Para abundar un poco más, miré la oferta de profesores y las posibilidades de adquirir ese conocimiento innato, esa sabiduría, esos bergerianos modos de ver. Aquí sí que estamos bien dotados, cada uno en su especialidad: el premio Hasselblad (no más publicidad, ¿ok?), Premios Nacionales (Sí, ella, The Magnum spanish one), famosos comisarios, etc. Ejemplos todos de la madurez fotográfica española dándolo todo en revistas, premios o dorados libros de fotografía ya sean del karma, de los tan traídos cerdos o de conexiones espacio-temporales. ¡Marchando una ración de clases magistrales pues!

Para terminar mi exhaustiva entrega à la recherche du cours perdu, me dediqué a buscar lo que a mí realmente me interesa:  quiénes se han hecho un nombre tras pasar por esas eminentes escuelas. ¡De alumno a figura! Ávida de ver a las jóvenes promesas en sus itinerarios expositivos de renombre internacional para seguir la senda al estrellato y compararla con la de sus maestros, mentores, los que les han dado el saber. ¡Sorpresa! Tiene que ser duro este camino por lo que veo. Tanto que después de salir de las escuelas comienza la travesía por el desierto de festivales, visionados o concursetes, para acabar en la más absoluta nada, donde los “brotes verdes” se secan…

Algo no me encaja. Tanto éxito de los profesores y tan poco de los alumnos. Paréceme entonces que lo único que sirve para publicar, exponer o estar en el pináculo de la fotografía contemporánea es, a saber: conseguir una plaza de profesor de una de las mencionadas escuelas en este idílico paraíso postal. Pero… ¡ajá!,  siempre hay una excepción a toda regla: Valeria Saccone. Espera, que ella ya era famosa antes.

Tendré que seguir el camino habitual, es decir, compraré directamente la plaza. Tendré que soportar a hipsters y maduritos, pero desde el otro lado, claro, cuando ya esté dando lecciones sobre la Fotografía Contemporánea y desgranando mi extensa producción acumulada en esa dilatada carrera.


¡Bam bam! Pensar y disparar

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Alberto Schommer, el reciente Premio Nacional de Fotografía, piensa que la fotografía “no consiste en un simple click y ver qué sale; para hacer una fotografía hay que pensar muchísimo antes de pulsar el disparador. Y se necesita, al igual que con otras disciplinas como la pintura o la escultura, una fuerza vital impresionante, mucho talento y una emoción interior al ir a disparar”.

Esto lo sabe de sobra Vari Caramés, que es el recentísimo ganador del Premio Internacional de Fotografía Pilar Citoler. El galleguiño, que es más listo que el hambre, sabedor como nosotros que el desenfoque en esto de la fotografía contemporánea funciona de miedo, con una sola imagen se ha metido de un plumazo al bolsillo los 15.000 pavos del concursete. Qué máquina, el Vari. Pim, pam, ¡bam!

Bam-Bam_Vari-Carames

“Bam Bam” (Vari Caramés)

Cuidado con malintepretar. No estamos diciendo que ‘Bam Bam’ sea producto de un accidente o una casualidad. Indudablemente, el premio ha valorado el poderoso discurso que lleva detrás la imagen así como “una trayectoria compacta”, como asegura el mismo Vari. A nosotros no nos parece que la imagen esté descontextualizada o aislada porque, aunque en alguna web se explica que la foto premiada es “una imagen difuminada de un campo de fútbol con portería y una figura humana de espaldas”, creemos que es el mismo columpio que sale en otra foto de su serie del año 2008  “Recreo”, que se puede ver en su web y que reproducimos aquí. Tendría su mérito ganar ese prestigioso premio con un descarte, si es que fuera el caso.

`Recreo´(Vari Caramés)

Columpio de la serie “Recreo” (Vari Caramés)

Vari dice que su arte fotográfico “es una ventana imaginaria, una manera de ver el mundo a través de, de dentro hacia fuera y de fuera hacia adentro”. En este caso, yo no sé si la foto es de fuera pa dentro, viceversa o cómo va. Lo que está claro es que es un fotón porque hasta el mismísimo Vicerrector de Estudiantes y Cultura de la Univ. de Córdoba, el Excelentísimo Sr. Torres, se ha dado cuenta. Y ha dicho que la imagen tiene “poesía” y evoca “el impresionismo”.

¡Vari! Con este premio que tú mismo reconoces que has buscado con anhelo durante varios años, ¡le has tapado la boca a todos esos fotógrafos perfeccionistas que han puesto el grito en el cielo al ver la foto desenfocada! ¿Pero habrá algo más intrínsicamente fotográfico que una foto movida o desenfocada?

No nos queremos centrar sólo en Vari. Hay algunas imágenes finalistas que merecen nuestra atención por la originalidad en sus temáticas y planteamientos.  Estalactitas y estalagmitas fosforescentes nos trasladan al mundo de colores irreales del desaparecido y grande Jorge Rueda (ah, pero éste es que pasaba de premios); densas neblinas oníricas nos llevan en volandas a lugares desconocidos…;  anónimos edificios abandonados nos trasportan a lo más oscuro de nosotros mismos…

Nos detenemos en dos de las fotos finalistas por poseer una de ellas una indudable calidad y por representar la otra lo que nunca debe de escapársele a un jurado de prestigio:

La primera es la de las piedras esturreadas. Esta, a primera vista, sencilla imagen se nos figura una premonición de la lluvia de incomprensión que le iba a llover al jurado cuando publicaran su fallo y al mismo tiempo es una metáfora magnífica que nos indica que el arte talentoso no se achanta, sino que se abre paso a pesar de los obstáculos que surgen en el camino.

La segunda es la foto de la joven india. No nos queda otra que darle un tirón de orejas al jurado al permitir una foto claramente deteriorada por varios sitios y cuyo rasgón más amplio le ha dejado a la pobre niña la boca como a Monchito. Intolerable. Hay que estar más atentos y mirar las fotos con esmero.

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“Base #01” (José Guerrero) y “Lona en calle” (Luis Díez).

Nos hemos quedado sin espacio para hablar de otro prestigioso certamen que se falló hace poco: el #Quesabesde2013. Sólo decir que siempre apoyaremos los concursos que, en vez de desorbitados premios en metálico, proporcionan a los ganadores más cámaras para seguir superándose en su buen hacer.


Los Woperpoint de las bodas

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¡Qué momento tan dorado el de nuestra fotografía patria! Nos estamos hinchando a premios internacionales, pero mi afirmación tiene un sentido aún más amplio. Yo veo fotografía madura por dondequiera que voy.

Si algo representa, sin ningún género de dudas, que estamos en un punto álgido de nuestra expresión audiovisual eso son los Woperpoint de las bodas. Lo he podido comprobar recientemente, cuando tuve el honor de ser invitado a la boda del primo de mi mujer. Ese día marcó un punto de inflexión par mí.

Después de ponerme tibio de marisco, mancharme la corbata con la salsa al Pedro Ximénez, y con unas cuantas copas de vino peleón ya en el cuerpo, sobrevino el instante tan esperado de la proyección de fotos sobre la vida de los novios. Cuántos fotógrafos modernillos querrían tener a 300 personas asistiendo a sus audiovisuales profundos. Lo que daría Fotoaplauso por congregar a una audiencia de dichas dimensiones.

Quiero decirlo bien alto y claro para que todo el mundo se entere: las artes visuales alcanzan su mayor grado de transgresión y confrontación con lo establecido en los Woperpoints proyectados durante los banquetes de bodas. Exponentes de la alta cultura mostrados sólo a unos pocos privilegiados, círculos cerrados de unos centenares de personas (miles si la boda se celebra en Lorca).

Selecto club de invitados

Selecto club de invitados

Durante los preparativos yo iba a decirles que el trípode de la pantalla estaba ligeramente girado y que las fotos iban a salir torcidas. Menos mal que mi mujer me dio un codazo a tiempo para que me callara.  Dicha deformación no era más que un recurso visual perfectamente estudiado para darle un rollo Star Wars al pase de diapositivas. ¡Cuánto tengo que aprender aún de narrativas audiovisuales!

Lo que sucedió a continuación me hizo todavía más ilusión. Los fotógrafos modernos andan preocupados porque piensan que el pueblo llano no entiende sus obras. Realmente no son conscientes de que el lenguaje que ellos creen rompedor está ampliamente extendido entre los plebeyos. En cuanto la autora del Woperpoint conectó su portátil al proyector todos pudimos contemplar su foto de fondo de escritorio: un primer plano del rostro de su perro pequinés, con los ojos inyectados en sangre (estaban muy rojos) debido al flashazo de dimensiones bíblicas que se le había aplicado al chucho. ¿Julián Barón es un maestro por su C.E.N.S.U.R.A.? No, él sólo hizo acopio del lenguaje popular.

La chica que perpetró el Woperpoint es sin duda un claro exponente de la excelente formación en artes visuales que hay en este país. Yo creo que había asistido a varias escuelas privadas de esas prestigiosas, porque su lenguaje era muy ecléctico. Haciendo uso de fotografías de los últimos 30 años, otro claro ejemplo de creación posfotográfica fontcubertiana, armó (vaya si la armó) un sólido discurso acerca de conceptos tan contundentes como el tiempo, la familia, el amor, el botellón, la muerte o la alegría. Tan pronto combinaba fotos de estética retro como otras más desenfadadas a lo Terry Richardson (las de las juergas con los amigos), en un continuo avanzar y retroceder en el tiempo a lo McFly.

Y si en algo destacó la presentación fue en el empaque que tenía la narrativa en su conjunto. Qué mejor manera de plasmar el fugaz devenir de la vida que mediante un sin fin de transiciones entre fotografías. Fotos que dan meneos en espiral, fotos que se deforman y desaparecen, fotos que llegan derrapando. No se dejó ni un sólo efecto de animación en el tintero, todos en una perfecta simbiosis con las fotos que les acompañaban. Hubo un momento en el que me llegué a marear, pero no penséis que fue debido al continuo vaivén de imágenes, sino más bien fruto del conocido síndrome de Stendhal. Me repuse, e instintivamente me levanté agitando al viento mi servilleta mientras gritaba “¡¡la autora, la autora, la autora es cojonuda, como la autora, no hay ninguna!!”

Asistentes celebrando la proyección (Foto: José Ramón Polo)

Asistentes celebrando la proyección (Foto: José Ramón Polo)

Arte. Arte con mayúsculas. Porque si muchos se empeñan en definir al arte como una forma de transmitir emociones profundas del ser humano, como método para provocar verdaderas transformaciones internas que nos alteran para siempre, yo creo que ese Woperpoint cumplió con creces. ¿Sabéis qué cantidad de comensales que no pudieron reprimir las lágrimas? ¿Cuántos rieron a carcajadas con las fotos de la comunión? Algunos se tapaban la cara con las servilleta y otros no podían tener la mandíbula más desencajada. Estas expresiones emocionales son difíciles de contemplar en otro ámbito, quizá sólo en las exposiciones de Takeshi Murata.

Al terminar la proyección me pregunté “¿y si este nivel de placer para los sentidos se produce en una boda entre un vigilante de seguridad y una jueza, qué se podrá contemplar en las bodas de artistas fotográficos?”. Entonces recordé que los audiovisuales se los suele hacer el hijo de Castro Prieto.

Fin del artículo. Haga clic para salir.


Filósofos de la fotografía. Hoy, Gonzalo Puch

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A mí me pasa lo que dicen Gilbert & George, que sólo pido estar con el arte. No me hace falta más. En cuanto veo arte contemporáneo del bueno, y si encima es fotográfico, me pongo como una moto puch de esas con las que hacía el cabra en mis años mozos.

Gonzalo Puch

Gonzalo Puch

Y hablando de la moto puch. Me acabo de acordar de un taller al que asistí impartido por otro Puch, Gonzalo, al que me llevó esta inquietud mía por el arte. Yo no sabía nada de este hombre, pero cuando me enteré que era profesor de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca mi interés se acrecentó. Al poco tiempo de comenzar el curso, entendí por qué algunos conocidos humoristas del programa Muchachada Nui que estudiaron allí, como Ernesto Sevilla o Joaquín Reyes, ­­­­habían acabado así. Sin duda llevan en la cabeza la huella del genio.

Cuando lo presentaron en el taller, caí en que había expuesto hace poco en una galería murciana y que en 2008 había visitado una expo suya en el malogrado, por falta de la financiación de Cajamurcia (ya sabéis lo mal que están de perras los banqueros) festival Fotoencuentros. La expo llevaba por nombre Espacios, transeúntes… cosas inútiles.

Gonzalo Puch

Precisamente lo que más me interesó de lo que Gonzalo proyectó fueron sus fotos de cosas inútiles, esos originales bodegones domésticos en los que la inspiración se despierta en grado sumo con la observación pausada de la realidad cercana. Por ejemplo uno de los que embellecen este post, en el que el maestro se ve que había almorzado un poco de fruta y después de comer uva y mandarinas le apeteció fumarse un cigar y… brotó el arte. No penséis que esto ocurre de manera casual. No, no es que haya sonado la flauta; nuestro filósofo nos lo aclara: «Siempre preparo mis fotos con extremo cuidado. Hago primero un guión, y cuando ya lo tengo es cuando realizo la imagen (…) Salgo a la calle, fotografío una bolsa de basura y una bombilla, y luego me deprimo porque es horrible. No. Lo mío es crear sobre algo en lo que previamente he trabajado».

Aunque usa la fotografía como soporte principal, Gonzalo Puch ha  incorporado el vídeo en su obra, y sus exposiciones tienen muchas veces carácter de instalación. En sus multimedias suele enfrascar con generosidad a sus alumnos. Su inquietud sobre el presente y sobre lo que el futuro nos depara es una constante en su obra. Lo comprobaréis si os detenéis un momento a contemplar el siguiente vídeo, a todas luces imprescindible:

¿A donde irá con la garrafa este pobre hombre? ¿Quedará agua cuando llegue a su destino? ¿Y por qué corre? ¿Nadie puede ayudarle? ¡Qué desazón! Hombre y entorno, presente y futuro, en continua liza en este teatro del absurdo que es la vida. La versión completa del vídeo se puede ver en la web del artista. Un visionado exhaustivo nos ha permitido comprobar que hay un corte que no se ha sabido empalmar bien, dejando patente que nuestro artista -que aquí es también parte de la obra al intervenir como actor- tuvo que parar porque se le salía el higadillo. Así que desde aquí le recomendamos ejercicio aeróbico para adquirir fondo, por si alguna vez tuviera que salir por patas huyendo de los alumnos iracundos y decepcionados tras algún taller suyo, como dicen viperinas lenguas que alguna vez ha estado a punto de ocurrir.

Y es que entender el fotoconceptualismo de Puch está al alcance de muy pocos. Por eso, si hay dudas respecto a como enfocarlo, en internet podemos hallar sesudas reflexiones que nos ayuden. Por no ir muy lejos me quedo con la del crítico local Pedro Alberto Cruz.

Volviendo al taller al que asistí, me quiero quedar con tres momentos mágicos que tuvo el maestro. El primero de ellos fue cuando decidió proyectar unas escenas de la película Playtime de Jacques Tati, retirándose a una silla apartada en la penumbra. Los minutos pasaban y pasaban y Puch no sólo no cortaba la proyección, sino que parecía meditar concienzudamente sobre alguna de las escenas, ya que de vez en cuando hasta cerraba los ojos. A los 40 minutos de proyección alguien le preguntó “¿Es suficiente, Gonzalo?”; a lo que contestó: “Déjala, déjala un poco más”.

El segundo instante mágico fue cuando un alumno le preguntó qué significaba una foto suya: “Pues no sé, no sé”, contestó. Qué maestría al negarse a proporcionar cualquier orientación que entorpezca la interacción del espectador con la obra. “El palito que busca el agua lo tenemos que girar hacia nosotros”, dijo en el taller.

El tercer gran momento fue el segundo día del taller, al que inexplicablemente asistió muy poca gente. Puch comenzó a visionar los porfolios de los alumnos, a lo que llegamos enseguida ya que teoría dio muy poca. El maestro solía mirar las fotos con mucha atención y cuando terminaban siempre le parecían pocas. “¿Ya está? ¿Sólo 50 fotos?”, le comentó a una alumna. Sus consejos acerca de los porfolios eran breves pero acertadísimos: “me gusta”, “es interesante el trabajo”, “¿por qué no pruebas a fotografiar en color”, etc. Daba siempre en la diana.

Gonzalo Puch

¿Genio o jetas? Yo pienso que lo primero, por supuesto. Con esa gracia que tiene, que quita el sentío, el sevillano Puch forma parte de toda esa franja de profesores de talleres de fotografía que son imprescindibles, ya que con su sola presencia dan caché y empaque al curso/taller/aula a la que acudan. Muy torero él, Puch llega a clase y no le hace faltá ná. Se pone en el centro de la escena-plaza, y de perfil, brinda la faena al público. Sólo resta gozar con su saber y sus enseñanzas. ¡Ele!


Exponte ya

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Como ya decía el borrachín de Ernest, París era una fiesta. Aquello estaba relleno de fotógrafos, muchos españoles y… sí, ya sabemos qué pasó.

The champion (foto Blank Paper)

El karma del campeón (foto Blank Paper)

Pero no voy a volver con el regocijo de los premios, ese nuevo mundial de fútbol y sus celebraciones coperas. Porque lo importante de ParisPhoto no son los libros, chèrs, es el business.

Tengámoslo claro: el momento decisivo de un fotógrafo es cuando hace una exposición. Lo de los libros es, ejem, top-manta. Un fenómeno de masas (o masillas) de fotógrafos que no se pueden pagar producir una exposición de tamaño mediano, tener un galerista que te la mueva, un art-dealer que vele por tus ingresos, estar en la crème de la crème. Así que, ha llegado el momento: ¡Exponte ya o será demasiado tarde!

Pero no hay que dejarse engañar, porque no me refiero a todas las exposiciones. Las colectivas están bien: conoces gente; sirven para que tengas unas líneas más en tu currículum; las inauguraciones (vernissage para los que van de vanguardistas con barniz “cosmopaleto”) son más variopintas siempre; tienen cierta repercusión en los medios locales (qué bien queda salir en el periódico de tu ciudad); y sirven para lo que se va a estas cosas, esto es: hacer contactos y relamernos unos a otros.

Lo que realmente vale es la exposición individual o “a solo”, que queda más lírico. Ahí es donde se cuece el bogavante, donde el fotógrafo se la juega, como el hombre en las distancias cortas. Como podréis imaginar, tengo una contrastada experiencia en este tipo de saraos y me permito unas pequeñas sugerencias para que salgáis lo más dignamente posible del lance…, o del trance en algún caso. Ahí van:

Fundamental, como se ha enunciado previamente, es la inauguración. Se ha de servir con un buen vino, un catering que ya se sabe que desaparecerá en nanosegundos; porque esos que tan ansiosos están haciendo cola para felicitarte parece que hacen ayuno y abstinencia de una semana para el evento y se preguntan en voz baja el título del disco de Siniestro Total aquí reproducido.

sntroEsto es solo para que el galerista tenga su momento de gloria, los amigos su cena, los trepas sus contactos y el fotógrafo se agarre una tajada épica que le haga olvidarse de los terribles momentos pasados organizando la muestra: luces, marcos, espacio de galería, “¿qué pongo?”, “¿qué me pongo?”, catálogo, cartelas, “¿están alineadas las fotos?”, “¿realmente es así como quiero que estén?”, las siempre malvenidas sugerencias de amigos y familia que hacen dudar de su valía… Esas decisiones que pueden arruinar absolutamente ese trampolín para pasarse una temporada tranquilo, sin sufrir por pagar alquiler y demás.

Esta claro que también depende de la manera que uno tenga de enfrentarse al momento decisivo de la exposición. Si se le quiere dar ese toque moderno, hipster, décontracté o casual para decirlo de manera que todos lo comprendan, no es necesario que las fotos estén enmarcadas sino todo lo contrario: cuatro puntas de acero clavadas en la pared sujetando cada foto, a ser posible de un tamaño mega-grande, e impresión con plotter, y arreando. Claro, que aquí no va a vender, porque ni a los amiguetes le interesará comprar algo que va a estar hecho trizas en cuanto lo quiten… si es que sobrevive. También queda muy moderno reutilizar marcos por n-ésima vez y que se note la cola a pegotes, las juntas estén disjuntas y no cuadren. Y no digamos ya si las fotos hacen unas olas que parecen moaré de aguas: un gran efecto. Si se reciclan diferentes maderas para los marcos eso ya no es fotografía (es arte y no entra en esta clasificación) y está claro que no le harán ni caso a las fotos, lo cual puede ser una ventaja.

¿Quién no tiene una esquina en casa para una foto? (Foto BlankPaper)

Si por el contrario tus fotos están bien enmarcadas (o sin marco pero con enganche en la pared inadvertido), bien iluminadas, se disponen con un orden que pueda crear “lenguaje fotográfico” pero sin pasarse de elitista o listillo, las copias son de buena calidad y el sitio deja que se contemplen con gusto, las cartelas están con los datos justos (precios no, no seamos ordinarios; eso siempre en una hoja que se solicita al amable galerista)… ¡Fatal! Una exposición conservadora, sin alicientes, en la que prima la obra expuesta y no la creatividad del display… ¡Ni que se quisiera vender las fotos! Eso parecerá una retrospectiva de cuando ya la has palmado, tipo museo.

Tranquilidad pues. Nada de agobios: o no vas a hacer caja o el momento de tu consagración como fotógrafo está por venir, aunque no lo vayas a disfrutar (la Woodman no vió un dólar por sus fotos). Relájate y disfruta en cualquier caso, que no te vas a tener que romper los cuernos montando la maldita exposición. Buen karma. Ooommm.


Yo también fui amateur

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Yo también fui un amateur, un aficionado a la fotografía, pero lo estoy superando. Dos veces por semana acudo a la reunión de Amateurs Anónimos, donde comparto con mis compañeros los recuerdos de mis días más turbios.

Voy a sincerarme del todo con vosotros. Era joven y quería probar cosas nuevas, tenía ganas de experimentar con mi cuerpo (full frame) y mi pepino. Era un irreflexivo y me pasaba el día jugueteando con el aparato, marcándome unos tiros en ráfaga en cualquier lugar y a cualquier hora. No le hacía ascos a nada, fuera al atardecer, al amanecer, desnudos… todo sin filtros Cokin. Un descerebrado que jamás reflexionaba sobre la toma fotográfica. Y así pasó lo que pasó, que llegaron las malas compañías y acabé en una conocida red social de fotografía.

Aquello fue una verdadera orgía. No había día que no me pavoneara con mis fotos, que no se la chupara a no menos de 100 personas mediante el mecanismo de favoritos. A lo mejor no me gustaba mucho, pero con tal que me devolvieran el favor yo era capaz de lo que hiciera falta. No tomaba ningún tipo de medidas de precaución, no editaba mis fotos, no sabía ni siquiera lo que era un porfolio. Tal y como salían de la cámara las subía, sin importarme lo que pudiera pillar.

(Foto: Henri Lartigue)

Henri Lartigue

Era el placer por el placer. Un deseo irrefrenable de jugar con la mirada y aprender cada vez más técnicas secretas. A veces sutiles, a veces agresivas. Tan pronto pasaba largas noches sin parar de exponer mi sensor como otras veces sólo me apetecía un meneo al obturador rápido en cualquier esquina a plena luz del día, con la primera persona que pasaba. A pesar de lo irresponsable, no podía dejarlo, lo encontraba excitantemente divertido. Yo quería ser fotógrafo, se me llenaba la boca al pronunciar dicha palabra.

Mi obsesión no iba más allá del próximo disparo. Sólo me importaba tomarla allí, hacerla mía, una toma única, sin más compromisos. No podía entonces establecer ningún tipo de relación en base a distintas tomas, no quería atarme a una historia estable, a una relación o una secuencia que minara mi libertad. No eran tiempos de proyectos, ni siquiera a medio plazo.

Sin embargo, a la vez se trataba de una época de mucha presión. Los otros amateurs invertían mucho dinero en sus cuerpos, los resultados estéticos que conseguían eran muy altos. Se trataba de un ambiente muy exigente en el que no era fácil destacar. Cualquier imperfección, por ejemplo si un día no tenía el horizonte bien recto, podía ser motivo de debacle. Conforme uno se hace mayor es difícil no trepidar de vez en cuando, a no ser que puedas permitirte un cambio de pepino. Al final la presión pudo conmigo y me fui alejando poco a poco de ese mundo.

El día que no se me enderezó el horizonte

El día que no se me enderezó el horizonte

Descubrí además que con los años debía renunciar a ese ímpetu, que uno debe madurar y dejar de ser fotógrafo para pasar a ser artista. A cierta edad uno no está ya para andarse con juegos, la vida es una cosa muy seria y por tanto la fotografía también debe serlo. Ahora pienso mucho antes de disparar. De hecho, a veces salgo de caza y vuelvo sin haber disparado ni una sola. Sin embargo reflexiono mucho y eso lo compensa todo.

Atrás quedaron las exigencias estéticas tan estrictas. Ahora puedo tener una imagen con mucho más grano, más descuadrada o más confusa. Sin embargo he descubierto que esa ambigüedad despierta interés entre las personas maduritas trascendentales, que pueden centrar su atención en lo que hay también en mi tercio superior. Aun así recuerdo con cierta nostalgia cuando no tenía que revestir todo lo que hacía con un discurso embaucador, cuando todo iba bien sin muchos prolegómenos.

Aquí te pillo aquí te mato, sin encuadrar

Aquí te pillo aquí te mato, sin encuadrar

He dejado la toma única y desde hace años tengo un proyecto estable a largo plazo. No seré hipócrita y debo reconocer que quizá lo compagine con ciertos proyectos de duración más corta que me den vidilla. Ya se sabe que con el tiempo uno deja de juguetear, todo se vuelve más previsible, menos fresco, más rutinario. Por eso a veces me veo tentado de salir a ver qué me encuentro por los barrios más sórdidos. Luego antes de llegar a casa me limpio bien el sensor para que no queden pruebas.

Actualmente tengo otros amigos, claro. Nos reunimos de vez en cuando en ferias y locales secretos. Comenzamos excitándonos sólo con el tacto de ciertos papeles y las cosa se va poniendo caliente con las performances de algunos. Al final todo acaba a lo Eyes Wide Shut, unos pocos mojan y los demás sólo miran.

Trascendentales contemplando un fotolibro durante un PhotoBookClub

Mis amigos y yo contemplando un fotolibro durante una feria

Yo también fui un amateur. Yo también amaba la fotografía. Ya no, lo he superado. Ahora sólo quiero tener fama y poder.


Nueva campaña de la DGT con imágenes de Monzón

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Así es amigos. Y se debe casi a una casualidad. La Benemérita estaba investigando las imágenes de Óscar Monzón, ampliamente difundidas por la red de redes tras su exitazo en Paris Photo, por si vulneraban honores o intimidades. Pero las gestiones han dado un giro de 180º, ya que se ha pensado que son muy adecuadas para ilustrar un folleto que constituirá el punto central de una campaña para prevenir contra las distracciones al volante. Así que el expediente sólo ha tenido que ser trasladado de la GDT a la DGT. De meterse en un fregao de narices, el maestro del flash pasará a meterse en el bolsillo un buen pellizco por la reproducción en papel de sus fotografías. ¡Menuda potra!

No nos extraña tal decisión, puesto que como se aprecia en la imagen que adjuntamos, las fotos de Monzón superan en nitidez las que captan las cámaras de la DGT. Su mérito es, pues, incuestionable. Amén de que debe de tener un buen pepino de esos que acercan mucho, ya que no se le escapa detalle.

DGT / O. Monzón

DGT /  Monzón

Hemos hablado por teléfono con el carmático autor, que estaba de viaje por Tailandia, disfrutando del clima monzónico y de otros placeres, y resulta ¡que no sabía nada! No hemos podido conversar mucho tiempo con él, ya que nos dijo que iba conduciendo; pero sí que podemos asegurar que le hemos alegrado el día. Se ha puesto tan contento que incluso ha prometido regalarnos un ejemplar de su libro, inexplicablemente agotado en cuestión de días a pesar de que las fotos están pasadísimas de flash; pero a caballo regalado…

Desde Cienojetes nos alegramos de que las imágenes de un fotógrafo español al menos vayan a servir para algo útil.



Hay que nominar: se pasaron de 30y3

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Está claro que ejercemos una función incómoda, un papel que casi nadie quiere asumir. Por eso en ocasiones acuden a nosotros para que llevemos a cabo campañas que son desagradables. Lo que os contamos hoy entra dentro de dichos casos.

Luis Díaz e Iñaki Domingo se han dirigido a nosotros para comunicarnos una preocupación que les corroe hace tiempo. Ellos son los responsables de la página Web 30y3, una plataforma para la difusión de trabajos de fotógrafos españoles contemporáneos, y en su mensaje nos decían:

“Veréis chicos, nuestra intención inicial en esa Web era hacer una selección de la crème de la créme de la fotografía contemporánea. Por eso le pusimos el nombre de 30y3, porque no queríamos que fueran más de 33 fotógrafos. Pero se nos ha ido de las manos… ya llevamos 81.”

A continuación (omitimos las palabras exactas porque en estas fiestas navideñas nos leen muchos niños) nos relatan que tuvieron que ir publicando, por cuestiones de interés, el trabajo de gente que no les molaba nada. En fin, favores que se tienen que ir haciendo los unos a los otros y tal. Dicen que ellos odian eso del postureo, pero que les viene muy bien seguirles el rollo a los artistas del one hit wonder porque toda la maquinaria se enriquece de alimentar los sueños de grandeza.

Y finalmente descubrimos por qué se habían dirigido a nosotros, dónde encajamos en todo esto. Resulta que quieren ir dando de baja progresivamente a la mayoría de los autores, pero les sabe mal decírselo personalmente. Así que esta es la idea que se les ha ocurrido:

“Vosotros tenéis muchos seguidores en vuestro blog, gente que sabe mucho de fotografía. Con el fin de lavarnos las manos hemos pensado que lo mejor es que decida el pueblo, que es soberano. Aprovechando el clima de prosperidad democrática reinante en el país, nos gustaría que les propusierais a los lectores que voten por sus favoritos para abandonar la Web de 30y3. Que nominen, a lo Gran Hermano. Los cinco más votados serán eliminados y si vemos que el método tiene éxito ya haremos más convocatorias próximamente.”

No son fechas para tener que darle este disgusto a alguien, pero a nosotros nos va la marcha. Por tanto, hemos habilitado un sistema para que nominéis a los fotógrafos que dejarán de emerger para siempre. Llegó la hora de que podáis ajustar viejas cuentas pendientes. No os cortéis, podéis votar a cinco de ellos. Para una vez que disparamos que sea en modo ráfaga corta. Tenéis una semana de plazo antes de que se cierre la encuesta, así que corred la voz rápido.

El roto

El roto

Por último, antes de que os pongáis manos a la obra, queremos aprovechar para desearos paz y mucho amor en estas fiestas. Que el espíritu de la bondad os inunde tras la encuesta.


Mi amiga quiere hacerse un book

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Sonó el teléfono. Eran las 7,30 de la mañana.

- “Hola, mivi*. ¿Te he despertado?”

Mivi es como me llama Jessica, mi nueva amiguita. Una choni muy cañón que me trajo el invierno y con la que suelo quedar los sábados.

- “Ay, Pepinos, que te llamo porque ya sé qué quiero para los Reyes Magos. Quiero que me hagas un book de fotos, como si fuera una modelo. ¡Pero que salga guapa ¿eh, mivi?!”

- “¿Y no te conformas con ropita del Stradivarius o un surtido de tangas del puesto de la Jenny, cielo?”

No había otra: si quería seguir pasándolo bien los sabadetes, iba a tener que regalarle el book a mi nena. Así que pregunté a un conocido que es fotógrafo profesional; pero su presupuesto no me gustó nada. Y eso que lo intenté todo: le pedí precio de amigo, que no metiera el iva, le dije que estaba mal de dinero… Nada: entre gastos de maquillaje, horas de sesión y retoque, impresiones, etc, el pájaro se subió a la parra.

La búsqueda por internet tampoco aportó ninguna oferta razonable. ¿Pero qué se piensan estos quitagranos? ¡Si eso lo hace cualquiera! El “lo hace cualquiera” resonaba en mi cabeza, hasta que un buen día me dije: “¿Y por qué no lo hago yo?”. Además se me estaba acabando el paro y quizás podría tener futuro como retratista.

Pero resultó que la cosa no era tan fácil. Los que se dedican a esto disponen al menos de un estudio, varios cuerpos de cámara de muchos megapíxeles, buenos pepinos, fotómetros, disparadores, flashes, paraguas, pantallas, reflectores, fondos… Lo único que me equipara a ellos es mi destreza con las herramientas del fotoshop. En eso soy un lince, como ya he demostrado sobradamente. Pero no tengo ni idea de cómo retratar, ni de cómo hacer posar, ni de iluminación… Así que también tendría que hacer cursos… ¡Brrr!

Estaba desesperado. Seguí indagando por la red sin muchas esperanzas y de pronto apareció la solución. Descubrí al maestro de la fotografía de modelos, el ingeniero Jorge Ascencio. Gracias a él me voy a ahorrar mucho tiempo y dinero.

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Pero, ¿quién es Jorge Ascencio?, os preguntaréis:

Primeramente, Jorgillo como él gusta de autodenominarse en facebook, es una persona muy completa: adicto a la lectura (“tengo una librería personal gigante con más de 300 libros y cada mes leo 6 nuevos”), equilibrado (hace meditación en la naturaleza), inquieto viajero de las Europas, un tío sano que ni fuma ni bebe siquiera carajillos.

En segundo lugar, y esto es lo que nos debe importar, el ingeniero Ascencio es todo un maestro de la técnica fotográfica; un profesional de campeonato, al que ya odian muchos fotógrafos, porque les dice a la cara grandes verdades: “desde que me puse a dar los cursos de foto, yo acaparé todo el mercado y no les dejé nada a ellos (…) los fotografos son muy aprovechados, no quieren que aprendas.” En su “autobiografía no autorizada escrita en tercera persona” me asombraron su sabiduría y generosidad. Allí descubrí que “enseña por gusto, y no por necesidad”, y que “su único interés como fotógrafo es hacer portafolios de modelaje a mujeres, porque con los hombres pasa”. En fin: él mismo expone magistralmente las razones por las que es el número uno en su campo.

El gran mérito de este fotógrafo es haber desenmascarado a tanto y tanto farsante en el mundo de la fotografía de retrato profesional. Él debe ser el referente, el espejo en el que se miren todos los fotógrafos de esta noble disciplina. Así que, ¡que no te la metan! Para fotografiar modelos “meterte a clases de fotografía es lo peor que puedes hacer”, “para ser fotografo no necesitas estudiar una carrera”. Lo que importa es hacer verdadera fotografía. No hay necesidad alguna de talleres inútiles, de pesados equipos técnicos, de complicarte la vida diseñando tu web, ni siquiera de alquilar un estudio. Con buen ánimo y un poco de música, cualquier exterior/interior puede ser válido, incluso hasta un rellano de escalera. Y un ventilador y una cortina, por muy rebelde que ésta sea, nos sirven para dar movimiento y crear un fondo bonito. ¡Creatividad, señores!

Yo os animo a bucear en las varias webs de este maestro de la fotografía, porque es inabordable resumir aquí tanta sapiencia. Os garantizo verdades como puños, útiles consejos y exquisitos contenidos.

A mi, y a quién no le ocurriría, me ha invadido una sana envidia, un deseo irrefrenable de ser como el maestro, de aprender de él, de dejar satisfecha a mi choni como él lo hace con sus chavas. Afortunadamente, descubrí en otra de sus muchas páginas que da clases on-line, porque como él mismo tiene que aclarar “despues de dar 1000 veces el mismo curso, la verdad ya se me hizo muy monotono repetir lo mismo como perico (…) La demanda de mi curso es tan grande que ya no puedo darlo de forma presencial”.

No me hacía falta más. Me decidí a pedirle a Papá Noel el curso del maestro Ascencio. Y aquí me tenéis, estudiando, a mis años, con renovadas ilusiones. Así que le he rogado a mi Jessy paciencia con su regalo de Reyes y le he impreso el libro gratuito en el que Jorge enseña a posar a las modelos para que, aunque ella ya tiene mucho estilo, se lo lea y aprenda alguna postura nueva, mientras yo me instruyo.

¡Sí, amigos! Mi Jessy tendrá su book; y yo voy a ganar pasta por un tubo fotografiando macizorras y, si me animo, diseñando páginas web también. Lo tengo decidido, porque este mundo de la fotografía de modelos es todo un filón y tiene muchas posibilidades. A fin de cuentas, ¿quien no conoce a alguien que, con esto de la crisis, se ha comprado una cámara réflex digital y sin antes haber hecho apenas fotos, leyéndose por encima el manual del gran JMM, ahí está, viviendo decentemente de la fotografía?

Quiero ir conformando un estilo propio que aune el uso inteligente del HDR con las más contemporáneas tendencias españolas en el uso del flash. Una mezcla entre los estilos de los Pastoriza: el de Pontevedra y el de Montevideo.

Fotos: Pastoriza

Fotos: Pastoriza (izqda, el gallego; dcha, el uruguayo). Difícil decantarse.

¡Nena, nene! Canaliza de forma inteligente tu ego. Sácale rentabilidad al gym, la esteticien y los tatoos. Eleva tu autoestima con mis fotografías. Yo te hago por muy poco dinero tu book digital ¡Dame más! ¡¡Dámelo todo!!

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* Mivi: en la jerga choni, contracción de “mi vida”. Está sustituyendo poco a poco a la más común “cari”.


No lleva Photoshop: 100% natural

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Tengo que reconocerlo, adoro esa expresión. En el momento en que oigo o leo la frase “No lleva Photoshop” (a veces con la coletilla “ni nada“) me pongo como loco, sé que la diversión acaba de comenzar.

Porque a veces me pregunto ¿qué quiere decir la gente con eso de que “las fotos son 100% naturales”? ¿No les has puesto colorantes, conservantes, edulcorantes, cafeína ni gluten? ¿Las quieres vender en un herbolario en lugar de en una galería de arte?

Acudí recientemente a visitar una exposición de fotógrafos murcianos, atraído por una reseña que rezaba que cuando las fotos están sin retocar “el mérito es aún mayor, y nos muestra la belleza de la naturaleza tal y como es, sin subterfugios.“. Amén, hermano. Reflexionemos sobre estas sagradas palabras que oímos en tantas ocasiones ¡Hablemos de los subterfugios!

En primer lugar, no hay ningún subterfugio en elegir una exposición tan larga que el agua tenga efecto seda, todo el mundo sabe que un 10% de la población tiene el síndrome de Water Silk y siempre ve el agua así (los distinguiréis porque se bloquean cuando llueve).

(Foto de Santi Muñoz)

(Foto de Santi Muñoz)

De hecho, la fotografía “de verdad”, la original y primigenia era en puro blanco y negro, cuando el Adobe seguía siendo una masa de barro y poco más. Pero eso tampoco era un subterfugio, era muy natural porque una de cada 30.000 personas que tienen acromatopsia (los distinguiréis porque nunca conjuntan bien los colores de la ropa).

(Foto de Roger Fenton)

(Foto de Roger Fenton)

¿Y qué hay más natural que capturar en 1/8000 segundos la forma de las alas de un ave durante el vuelo? Esas fotografías tampoco llevan Photoshop y son absolutamente naturales. De hecho, aproximadamente 1 de cada 50.000 personas que visitan un hospital tienen el síndrome de Slow Movement y ven pasar la vida a cámara lenta (los distinguiréis sin subterfugios porque están a punto de palmarla).

O el colmo de la naturalidad: esas fotos en las que la firma del autor está incorporada en las propias imágenes y va en letra Arial de 72 puntos. La naturaleza nos dice claramente que ese paisaje sólo lo podía haber capturado él/ella, y eso debe constar de forma indivisible en el resultado final. En realidad, 1 de cada 25.000 personas tiene el síndrome VOSE y ve la realidad con subtítulos incorporados (los distinguiréis porque fijan la vista en la parte inferior).

En conclusión, queridos lectores, podemos afirmar que la fotografía natural existe en contra de lo que muchos incrédulos nos quieren hacer creer. Si no ha pasado por Photoshop entonces es completamente fiel a la realidad. Pero es comprensible que haya un alto número de agnósticos, la culpa la tienen algunos fotógrafos que sucumben a las tentaciones de poner los slides a todo lo que dan. Se les distingue fácilmente porque no resisten los interrogatorios prolongados. Todos sabemos que en cuanto les aprietas un poco acaban confesando aquello de “bueno, simplemente he reencuadrado y tiene los ajustes mínimos de niveles y  curvas, poca cosa“.

(Ajustes de poca cosa, 100% natural)

La realidad supera a Photoshop

Además, esto de centrar el debate en si las fotos están retocadas es otro claro exponente de la madurez que ha alcanzado la fotografía como arte. Porque a nosotros en realidad el contenido de las fotos nos da lo mismo, a nosotros lo que realmente nos importa es la forma. Somos tan artistas que nos da igual qué es lo que se ha fotografiado, lo importante es el cómo. Hemos conseguido hacer de la fotografía un fin, no un medio. Ahora ya somos autosuficientes.

Por ejemplo, este año ha tenido más repercusión que la foto ganadora del WPP de Paul Hansen tuviera retoque que el propio hecho de que mueran niños a diario en los conflictos. Eso es un triunfo de la fotografía.

El cine tiene mucho que aprender de la fotografía. No consigue generar polémicas cuando un documental o una película está rodada con retoque de color, iluminaciones, efectos digitales, etc. Casi nadie habla de la forma, sino del contenido y, claro, eso les pone en un aprieto, porque al final todas las críticas giran en torno a lo que se quería contar. No tienen cómo escaparse.

Sin embargo los fotógrafos son más espabilados, por si acaso descubren que no tenemos nada que contar, mejor centremos la atención en las formas. Que no sabemos qué contar exactamente sobre las obras de ampliación del Canal de Panamá: publicamos fotos en HDR y resuelto. ¿Véis qué fácil?

Por cierto, no sé si sabéis que hay un porcentaje de la población (se calcula que 1 entre cada 10.000 zurdos) que ven el mundo en HDR. Se le llama el síndrome de Horror Dióptrico Retiniano y los distinguiréis porque tienen miedo a los días nublados.

(c) Dirk Paessler

(Foto de Dirk Paessler)


Paquito, el delator

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A estas alturas todos conocerán a Paco Gómez y su best seller Los Modlin, porque aparece hasta en la sopa. Los que sean de Madrid y hayan frecuentado El Palentino conocerán además a este señor por las monumentales jumeras que pillaba en dicho bar. No pocas fueron las mañanas que llegaba con un resacón de aúpa al labo de Castro Prieto y la liaba. Que hasta se te olvidaba medir la temperatura de los líquidos de revelado, ¿eh Paquito?

Resulta que una de las que agarró fue tan monumental, que tuvo que ir a recogerlo su cuñao. Al menda le había dado por enseñarle los calzoncillos al personal en el bar y la cosa se estaba poniendo fea. Hasta que un cliente decente lo echó a empujones. En la calle del Pez siguió agachándose para enseñar la hueva, y fue de tanto mirar al suelo como dio casi de morros con las fotillos de marras. Y gracias a que el cuñao le ayudó a recogerlas porque él no hubiera podido en toda la noche. Que no pasó como lo cuentas en tu novelita, ¿eh Paquito?

Lo primero que ví al abrir el libro de Paquito

Algo así verían los que se encontraron con Gómez ese día (del libro de Los Modlin)

El otro día Gómez estuvo en Murcia nada más que para hablar de su libro, como Umbral. Su ambición no tiene límites y quiere vender libros y más libros. Luego va y dice que las perras son para gafas… Ahora que no nos extraña la jeta que tiene el ingeniero. Porque tú también eres ingeniero como el otro, ¿eh Paquito?

No contento con habérsela pegado a miles de fotógrafos, vendiéndoles un libro que casi no lleva fotos, Paco Gómez ahora la ha tomado con nosotros porque nunca le hemos mencionado en el blog. La gota que colmó su paciencia cayó hace poco, cuando vino a Murcia y comprobó que ni acudimos a saludarle, ni a pasarle la mano para ponerle el pecho palomo como hicieron otros.

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Retrato robot: Paco Gómez

Gómez tiene el alma más negra que la rabia que le corroe. Y como no soporta nuestro silencio, se ha querido vengar. Miró, preguntó, sobornó y cizañó; hasta que algun envidioso nos delató. Hace unos días publicó un retrato robot de nosotros en su twiter para cargarse nuestro sagrado anonimato y hacer saltar por los aires este proyecto. Pues bien: aunque se haya perdido parte de la gracia que tenía Cienojetes, ya que en este país está claro que unos desconocidos no pueden osar hablar de fotografía de aquesta manera…  Y a pesar de que el día menos pensado nos puedan insultar y/o agredir por la calle… Que sepas que no nos vamos a acojonar y seguiremos adelante. ¿Eh Paquito?


Nikon DSD: tus fotos, como las de todos

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No he podido resistir la tentación de hacer la reseña de este nuevo lanzamiento. Nikon saca al mercado la cámara con una clara misión: conseguir que hagas las fotos que ya ha hecho todo el mundo.

Sabemos que Nikon ha tenido siempre el eterno afán de hacer posible que hasta los más limitados puedan hacer fotos decentes. De hecho, estudios de una prestigiosa consultora revelan que los usuarios de Nikon tienen una titulación media equivalente a los cursos por correspondencia, mientras que los de Canon suelen acabar la E.S.O. Pues ahora, una vez más, siguen allanando el camino para sus protegidos.

La Nikon DSD incorpora tecnología GPS para ayudarte a localizar los enclaves más fotografiados. Olvídate para siempre de hacer el esfuerzo por sacar fotos originales. A partir de ahora, cuando visites los más bellos parajes naturales o las ciudades más turísticas, la Nikon DSD será tu mejor aliada. Esta nueva compacta incorpora un indicador luminoso que se enciende cuando has llegado al sitio desde el cual todo el mundo hace la foto.

Indicador en pantalla de emplazamiento apropiado

Indicador en pantalla de emplazamiento apropiado

Es más, incorpora una serie de plantillas precargadas para que puedas realizar exactamente la misma composición que los demás. Una vez te encuentras en el punto exacto, la pantalla LCD muestra un patrón para que alinees el monumento, la montaña o el mendigo justo como todos los demás lo hicieron, con el fin de garantizar que tu foto será idéntica. Dichas plantillas están basadas en el trabajo de Corinne Vionnet, quien ha recopilado de Internet miles de fotos de los monumentos más famosos para ilustrarnos el gran parecido que hay entre ellas.

Foto de Corinne Vionnet

Obra de Corinne Vionnet

Si la imagen no está perfectamente alineada la cámara suelta unas pequeñas descargas eléctricas, apenas dolorosas. Sin embargo, en cuanto la tienes encuadrada y pulsas el botón de disparo, si todo ha ido bien, escucharas una locución que dirá “Pffff…¡Qué original!¡Esa foto la tiene todo el mundo!“, con un claro acento gafapasta. Si es así, es que todo ha ido bien y ya tienes tu recuerdo idéntico al de los demás.

Plantilla de la Torre Eiffel para la Nikon DSD

Plantilla de la Torre Eiffel para la Nikon DSD

La Nikon DSD incorpora además un sistema de bloqueo automático. Se activa en cuanto te desvías un poco de las calles más turísticas de cada ciudad o de las sendas más transitadas. Se trata de un mecanismo de protección que te impedirá hacer fotos que pudieran mostrar tu propia visión del territorio u otra forma diferente de mirar que no sea la convencional. Te ahorrará batería y muchos problemas cuando enseñes fotos raras al volver.

Por último, decir que existe un modelo hipster, blanco a lunares malva, para fotógrafos contemporáneos. Dicho modelo contiene una base de datos completamente distinta de localizaciones y plantillas. En este caso te lleva a los mejores aparcamientos de Carrefour, descampados, gasolineras, moteles y demás iconos de la fotografía moderna. El sonido del obturador también está personalizado y suena algo así como “Egglestoooooon!!”.

Nos hubiera gustado poner imágenes de la apariencia de la cámara, pero al cuarto calambrazo la mandamos a tomar viento a la farola. De todas formas, ya sabes, si tu mirada es como la de los demás tienes una nueva compañera de viaje.


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