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La Casa de Campo de Martínez

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Hace unos días me decidí, con mucha pena, a llevar a una tienda de compra-venta mis libros de fotos de naturaleza para sacar unas perrillas y comprarme un libro de autor. Por aquí ya hemos dicho alguna vez que nuestro afán modernista tiene que ir ligado, impepinablemente, a la adquisición de fotobooks.

Y esta vez creo que he acertado. Este sí que es moderno de verdad. Se trata del libro Casa de Campo de A. Martínez Xoubanova. Con este ejemplar inauguramos hoy una nueva sección en Cienojetes en la que nos dedicaremos a analizar los fotolibros que nos llamen la atención, pero con el ánimo constructivo que nos caracteriza.

El libro que nos ocupa nos muestra cosas que pasan en la Casa de Campo madrileña. Como bien se ha dicho de él, este trabajo “examina lo simbólico y lo onírico a través de las interrelaciones entre los individuos, los animales y los seres animados e inanimados que confluyen en este espacio único”. Lo abrimos y, qué duda cabe, enseguida nos damos cuenta de ello.

Lo primero que sorprende agradablemente del libro es su precio: 40 pavos. Un precio para nada elevado, dado el acabado impecable y la calidad de las imágenes que aparecen en el interior.

Es admirable el esfuerzo que Martínez X. ha invertido en este volumen, puesto que habrá sudado la gota gorda en busca de las instantáneas. Máxime teniendo en cuenta que, por las altas, duras y no pocas luces, ha trabajado bajo una importante solanera. Pero todo es mejorable, amigos. Y esta obra también. Al parecer hablamos de un fotógrafo joven y vislumbramos cosas que aun tiene que pulir. A continuación exponemos una serie de consejos, con imágenes de ejemplo, para que su próximo reportaje le quede redondo. Analicemos en qué falla Martínez:

1. En la distancia. Observad las dos fotos de abajo. El fotógrafo ha sabido encuadrar en el centro el motivo principal pero éste ha quedado muy lejano. En el caso de la amapola hubiera sido recomendable acercarse un poco más. No podemos estar justificándonos con un “es que había ortigas…” ¡Acérquese, hombre! La fama cuesta. Ya sabe que si sus fotos no son lo suficientemente buenas es que no se ha acercado lo suficiente. En el otro caso es indudable que la técnica de aproximación no es la apropiada porque, cuando huele el peligro, el pájaro echa a volar. Aquí viene que ni pintado un buen pepino. Primera lección: hay que elegir bien el equipo antes de salir a fotear.

Poppy and little bird, so far away.

2. En el retoque. No se puede salir a hacer fotos a una hora tan mala como la una del mediodía. A esa hora se toma uno la caña y la tapa. No obstante, si no tenemos otra hora porque trabajamos mañana y tarde, siguiendo ese tan español y descansado horario partido, hay que procesar las fotos. ¡Estas fotos están sin tocar, tal y como salen de la tarjeta! ¿En qué dispara usted? ¿En jotapejé? Le recomiendo que dispare en raw y eche unas horas frente a la pantalla. Para este trabajo yo le hubiera propuesto un tratamiento vintage, muy pop, muy de moda ahora, imitando foto vieja.

Original copy

Very best copy

Very best copy

3. En el instante decisivo. Hay que buscar el momento, saber esperar. Por ejemplo en la foto de abajo, ¡siga usted a ese hombre! Tiene toda la pinta de ir a hacer algo. Pongamos por caso que va a orinar o a hacer de vientre. Sean aguas menores o mayores, ha perdido usted un fotón por no tener paciencia. Recuerde las palabras del gran McCurry: Si sabes esperar la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz. Aquí usted no ha sabido esperar a que saliera nada. ¿Se le hacía tarde, Martínez? Déjese las prisas en casa.

Man heading to nowhere

4. En el encuadre. Muévase y busque el mejor ángulo. Mire por el visor de la cámara y discrimine realidades. En la foto de abajo, ¿cómo ha estado usted tan torpe? ¿Qué es eso que asoma por arriba? Es una boya o es una p¿No ve que la mata esa tapaba? Se mueve usted sólo tres pasos a la izquierda, con cuidado de no caerse al agua, y hace la foto, hombre. Además no pisa usted hojas secas o ramas que le puedan delatar. Es cesped fresco que le ayuda a ser silencioso como un felino.

agosto3

What is hidden behind the bush?

5. En la maquetación. Hay que repasar la maqueta, la edición final. Algún torpe ha rotado la foto antes de la impresión ¡y ale! El viejecico nos ha salido haciendo abdominales al revés. Fallo garrafal.

Rotated photo, rotated man

6. En la sutileza. ¡Pero hombre de Dios! ¿Cómo saca usted al pobre perrico por ese lado y sin mirar a cámara? Le echa la foto por el otro costado y no sale la patita amputada. Aquí el error se conjuga con la falta de encuadre anteriormente dicha. Además, o peca usted por exceso o por defecto: en este caso se ha acercado usted demasiado. Un poco de paisaje hubiera hecho la foto más amable. Por si faltaba poco, el animalito queda a su vez amputado por la doble página. Sobra blanco. Se le nota a usted la influencia excesiva del amigo Cases. ¿No puede poner una foto a cada lado como se ha hecho toda la vida de Dios? Otro fallo de maquetación.

Anonymous stray dog

7. En el mensaje. ¿Escaso sentido y sensibilidad ecológica? Lo pongo en interrogantes porque supongo que si usted ha ido por ahí haciendo fotos de escombros y basuras en un espacio verde como éste, al menos después los habrá recogido, ¡¿o no?! Si no está incitando a que la genta vaya por ahí haciendo impunemente lo que le venga en gana. Por ejemplo, a las chicas de abajo, que a más inri parecen menores de edad, les habrá advertido usted de que ese no es sitio para hacer botellón. Porque en la foto parece que los envases no son todos de Fanta… Y les habrá conminado a recogerlo todo, amenazándoles con llamar a sus padres. Confiemos en que sí.

Girls going to drink alcohol or only talking about the weather?

8. En el tema. Usted no es Weegee. El genial reportero sintonizaba la radio de la policía y llegaba en el instante preciso a la escena del crimen. Pero Martínez: usted llega cuando el cadáver del presunto asesinado ya ha sido enterrado o la zona ha sido incluso acordonada para la investigación por la autoridad competente. No es lo suyo. Quien mucho abarca, poco aprieta.

Late

Even later

En fin. Sean dichos todos estos consejos con ánimo de que usted no quede en mero fotógrafo emergente. Para que su energía creativa canalice por mejores vías. Porque de lo que no cabe duda es de que aquí hay artista para rato.

No desespere, Martínez y ¡siga! ¡No ceje! Pero para otra vez abandone toda precipitación. Si usted hubiera puesto estas fotos en Flickr o en algún otro foro púbico como Nikonistas (o demás acabados en istas) durante unos días, se habría dado cuenta de que esto que yo le digo se lo habrían dicho cientos de personas, llevándose usted una retroalimentación (perdón, quería decir feedback) más valiosa que el consejo de cualquier visionario de porfolios. Quedo a su disposición para cualquier consulta futura.



¿Por qué en blanco y negro?

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La gran pregunta

La gran pregunta

Amigos, seré breve porque tengo a un montón de periodistas esperando por el premio World Press que me acaban de dar (a ver si os vais a pensar que realmente me llamo Nacho Canon). Este martes no voy a mencionar el nombre de ningún fotógrafo. No hemos visto ni un euro en concepto de publicidad hasta la fecha, así que hemos decidido iniciar un pequeño boicot. Hoy quería simplemente sugerir una buena pregunta por si asistís en breve a alguna conferencia de un(a) fotógrafo(a) trascendental: “¿por qué en blanco y negro?“. Estamos sin duda alguna ante un greatest hit de las preguntas, el interrogatorio más profundo e incisivo que se le puede realizar a un artistazo fotográfico. Es una cuestión que duele, se palpa la tensión en la cara del fotógrafo nada más recibir la desconcertante interrogativa.

Se quedan descompuestos, está claro. Ahí es donde empieza verse que no han sido capaces de dar con la tecla de la gestión del color, que la mitad son daltónicos o que lo la dominante magenta les suena a película sadomaso. Los hay todavía peores, de esos que disparan en color con su réflex de miles de euros y luego las pasan a blanco y negro con un software. ¿Te has dejado los ahorros de tus hijos en un cacharro carísimo y no te has leído el puñetero manual donde se explica que puedes hacer las fotos directamente en blanco y negro?

Yo me he fijado mucho en que este tipo de preguntas las suelen realizar adorables hombres o mujeres de una cierta edad, gente muy curtida por tanto en esto de la vida y a los que eso de seguir disparando en blanco y negro les trae a la memoria los años de posguerra. Igual es que simplemente empatizan y se preocupan por si el artista no tiene para pagarse los colores.

Si os da mucha vergüenza preguntar sólo eso, porque igual es una frase muy corta y podéis quedar como si no hubierais captado la verdadera profundidad del trabajo del autor, podéis añadir las siguiente coletillas: “¿es porque es más poético?“; “¿es porque buscabas dramatismo?”; “¿querías darle un carácter más intemporal?”. Así ya no hay duda, no os estáis quedando en un mero aspecto formal, la obra ha trascendido y os ha llegado.

Sin duda la pregunta por sí sola es interesantísima, siempre me fascina el momento mágico en que alguien la saca a relucir. Aún recuerdo aquella conferencia que se alargó durante 7 horas porque nadie lo había preguntado. El visionario que hacía las veces de moderador nos confesó después que le daba mucho yu-yu dar por terminada la conferencia sin esa pregunta, que no quería que se tratara del primer caso en la historia y que ahí terminara su trayectoria como catalizador cultural. Lo triste es que su carrera terminó irremediablemente ese día, puesto que para que aquello pudiera concluir recurrió al truco del ventrílocuo, imitando a Rockefeller mientras se dirigía al artista y le decía “Cljjjjjjj… ¡¡Toma blanco y negro!!“.

En otro momento, si acaso, ya hablamos sobre la única pregunta que puede superar en intensidad e interés a la que hemos abordado hoy: “¿Qué es mejor, en digital o con carrete de esos de los antiguos?“. Eso, amigos, mejor dejarlo para otro día.


El fotonero

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Unas preguntitas...

Unas preguntitas…

No acabamos de tenerlo claro. ¿Será que, como dicen algunos respecto a las fotos, todas las preguntas posibles ya se han hecho? ¿Será quizá que no nos convencen las respuestas? El caso es que hemos podido comprobar entre nuestros lectores muchas inquietudes compartidas acerca de las razones ocultas que mueven a los fotógrafos a la hora de desarrollar sus trabajos. Y lo mejor de todo, nos hemos dado cuenta de que si juntamos esos interrogantes colectivos nos encontramos ante el nacimiento de una nueva figura que ha venido a quedarse para siempre: el fotonero.Sí, sí, sí. Proponemos la instauración de un nuevo personaje en el mundo de las charlas y conferencias. Alguien que al levantar la mano active el resorte de los temblores, provoque sudores fríos y haga desear un buen cubo de arena donde poder meter la cabeza. La intervención del fotonero podría ser algo así:

“¡Fotógrafo! ¡Señor fotógrafo! Unas preguntitas de nada, que me he quedado yo trastornado con lo que está usted diciendo. Espero que no le importen, y menos teniendo en cuenta la pasta que está usted cobrando por esto y que lleva 3 horas pasándonos fotos que todos hemos visto. Por cierto, en la dicotomía esa famosa del fotógrafo como observador y sujeto, espero que alguien me lo sujete durante un rato que no quiero que se me escape sin contestarme.”

“¿Usted qué cámara usa? ¿Analógica o digital? Igual es una digital flamante y no la controla mucho todavía, porque yo veo ahí fotos que están torcidas y desenfocadas. ¿Por qué no usó trípode, hombre? Ya veo la importancia que tiene la técnica, el encuadre y la composición en su trabajo. Sí, es verdad, me dirá usted que hay algunas que no son así, que se han quedado niqueladas, lo que pasa es que con esas también me surgen unas cuantas dudas. ¿Usted ha metido ahí HDR a saco, verdad? Eso tiene un Photoshop que huele desde aquí (como los carajillos que se ha metido antes de la conferencia, amigo, que llega el aliento perfectamente). La fotografía de antes si que era realista, no como la de ahora. Por cierto, ya que estamos con esto… ¿Usted es de los que va incrustando perfiles de Photoshop por ahí? Le imagino ahí con el calibrador todo loco… Oño, espera, que son analógicas las fotos. Nada, olvídelo.”

“De todas formas, yo lo que tengo que preguntar porque si no reviento es lo siguiente: ¿por qué otra foto más de un arbusto de noche con flash? ¿Esa foto icónica, que ya está hecha mil veces, para qué? ¿Esa foto la ha hecho usted?. Yo es que no acabo de tener claro qué idea hay detrás de esa imagen. Me estoy empezando a preguntar si está siendo honesto con este trabajo. No veo hasta qué punto se involucra usted con lo fotografiado. Igual me lo quiere vender como que esa imagen no es un fin, sino un camino para explorar la irrealidad esencial del momento, la indefinida contradicción que se acaba convirtiendo en el carnaval de la tentación pero que al final se torna en la posibilidad de una nueva síntesis. Si se trataba de explicar eso, es mucho más fácil hacer fotos nocturnas con efecto seda, que expresan lo mismo. A mí la foto esa del arbusto lo que me pide es más aire y posiblemente otro recorte, no consigo que entable un diálogo recíproco conmigo, aunque quizá simplemente es que ya se me ha pasado el efecto del porro.”

“Por último me gustaría que me hablara un poco sobre su trayectoria como fotógrafo. Es que tengo a mi chaval que quiere dedicarse a esto de las fotos y no me gustaría que siguiera sus pasos, visto a lo que se puede llegar. Usted no sería otro de esos fotógrafos que empezó en esto porque su tío le regaló una cámara cuando tenía diez años y desde entonces no ha parado, ¿verdad? Espera, seguro que fue aún mejor. ¿A qué se encontró usted una vieja cámara de su abuelo en el fondo de un baúl y no pudo resistirse a terminar la obra inacabada de su ancestro? Si esa cámara estaba escondida sería por algo, digo yo. De todas formas, lo que más me preocupa de cara a mi chaval son las malas compañías. ¿Usted tiene cuenta en Flickr o algún seudónimo en los foros? Lo digo porque yo debo controlar la actividad de mi hijo en la red, que hay mucho indeseable, y me gustaría poder identificarlo si intenta ponerse en contacto con él. Y aunque usted no intervenga personalmente tampoco querría que bebiera de las mismas fuentes que usted. ¿Cuáles son sus referentes? Lo digo por no comprar esos libros, siempre está bien saber lo que es prescindible.”

“Mire, buen hombre, ya me contesta en otro momento con más tranquilidad que tengo el coche en la zona azul. Un día de estos me paso por su exposición y me aclara usted todo. ¡Pepe, vámonos!”


Esta entrada ha sido redactada hilvanando los comentarios que muchos lectores de Cienojetes fueron dejando en nuestro Facebook. Nosotros les pedimos ayuda a la hora de identificar las preguntas que suelen hacerse en las conferencias y les faltó tiempo… Queremos aprovechar esta entrada para agradecer la fidelidad de todos nuestros lectores, pero especialmente en este caso a nuestros colaboradores ocasionales. ¡Estáis hechos unos cienojeteros!


Las comidas de olla de ArcoMadrid

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ARCOmadrid 2013 acaba de cerrar sus puertas. Y Cienojetes no ha querido faltar a esta cita anual con el arte contemporáneo; y más concretamente con la fotografía de vanguardia. Además este año, a pesar de la subida del IVA, las galerías se han enrollado bastante con la crisis y los precios, como veréis a continuación, eran más asequibles.

Lo primero que hay que tener en cuenta al visitar esta gran feria internacional es que hay que llevar cuidado con lo que parecen las cosas. Por ejemplo, si ves algo en el suelo y te parece un desperdicio que se ha caído y tienes la tentación de darle una patada, es posible que la cagues porque se trate de una obra de arte. O si en una pared ves algo que pueda parecer un pedazo de cinta aislante que haya olvidado un montador, o un chicle pegado, bien puede ser la ramificación de una pieza artística valorada en miles de euros. Así que cuidado con lo que tocas.

Hecha esta advertencia para futuras ocasiones, os cuento mis peripecias en ARCO, donde fuí con un colega fotógrafo madrileño. En esta ocasión, decidí vestir con una estética de aire gaylor-warholiana, con las imprescindibles gafapasta, esta vez de color amarillo limón y verde pepino, a juego con unas deportivas. Mi amigo, mayor que yo, eligió impecable traje negro de Armani prestado, corbata del mismo color que mis Adidas, reloj Rolex de imitación, gafas de sol Dolce Gabbana compradas en los moros y discreto anillo tipo sello bañado en oro. De esta guisa dábamos el aspecto de millonario coleccionista entrado en edad y de acompañante joven, asesor y amiguito.

Asimismo os advierto de una peligrosa tentación: las azafatas que hay en los stands, junto a las obras de arte. Suelen estar muy buenas y te sonríen amablemente. Siguiendo el instinto natural tú te acercas y cuando ya llevas un tiempo hablando con la moza, sale por sorpresa el galerista de un habitáculo misterioso que hay detrás para venderte la obra de arte. Y como tú estás hechizado cual Ulises con el canto de las sirenas, caes como un tontarra en la trampa. Cuando despiertas de la ensoñación y te das cuenta que te la han metido doblá, ya es tarde. Te has endeudado por unos miles de euros en cuestión de minutos.

Pero con un poco de autocontrol estos peligros se vencen fácilmente. Si se le hace creer a azafata y/o galerista que vas a comprar -aquí tiene un papel fundamental la indumentaria citada- se puede uno divertir y más que eso. Es una buena táctica pararse detenidamente ante una obra, hacerse el interesado y a continuación dejar que te expliquen su significado. La comida de oreja no tiene precio. Además si la obra tiene un coste elevado y engañas bien a la azafata y al galerista haciéndole creer que estás al borde de la compra, es posible que seas invitado al pequeño cuartito posterior que tienen casi todos los stands, que en principio no sirve para nada. Pero si tienes suerte te darás cuenta que sirve para que te coman bien la olla.

E. Sourrouille, 4150$

Entremos en materia y hablemos de fotografía. Leímos en quesabesde que este año la fotografía era la verdadera protagonista en ARCO. “Aquí hay fotografía de calidad y sobre todo mucha fotografía social y reivindicativa, algunas pinceladas de reportaje y pocas, muy pocas, fotos desenfocadas”. Y una vez comprobado in situ, en Cienojetes podemos decir que es cierto.

Jean-Luc Moerman

Moerman, 4050$

Entre las fotografías que más nos han gustado en la edición 2013 de Arco se encuentra indudablemente la del plátano que hay sobre estas líneas. Cualquier parecido con otras fotografías anteriores es pura anécdota; y más anecdótico es su precio que apenas supera los 4000 euros. Otra que también nos encantó es la foto del autocar de Falk HaberKorn, con un precio redondo: 4000$. Maravillosa también y originalísima la intervención de Jean-Luc Moerman sobre la foto del Che de René Burri, puesto que mejora notablemente una de las fotos-icono de nuestro tiempo; y además con un precio irrisorio: 4050$.

Sin embargo en ARCO 2013 hubo algunas fotografías que presentaron fallos graves. Algunos de ellos para nada son atribuíbles al fotógrafo. Son de montaje. A ver, señores galeristas y comisarios. ¡Hay que estar más atentos! Veamos algún ejemplo:

- Fotografía totalmente rajada. Se nota claramente que el montador la ha estropeado y en vez de notificarlo para que se imprima rápidamente otra copia, se ha hecho el sueco y no ha dicho nada. La foto habría tenido que ser reemplazada ipso facto.

Antonio Rovaldi_Torn Landscape America

Antonio Rovaldi, 1250$

- ¿Pero que es esto? ¡Unas fotografías pegadas encima de otras! Se ve claramente que hay una foto de color naranja debajo, encima otra de un señor y encima de ésta otra torcida que le tapa la cara. ¿Y nadie se da cuenta? Fallo grave al enmarcar. Las prisas…

Iris Touliatou

Iris Touliatou, 1700$

- En este doble marco, ¿nos hemos olvidado de la foto de la derecha?

Uriel Orlow

Uriel Orlow, 2350$

- ¿Es que no hay vigilantes de seguridad en Arco? ¿Dónde estaban para permitir que un gamberrete hiciera graffitis obscenos encima de la foto? Menos charloteo con las azafatas y menos viajes al bar, señores.

Tercerunquinto, 1500$

Sin embargo, en otras fotos los fallos son claramente del fotógrafo:

- En esta, el hecho de que la galería se llame Adora Calvo no es motivo para que el retratista haya situado al modelo adorando a la pared y de espaldas para que se le vea bien el matasellos. Ya sabemos que la galería paga, pero no hace falta ser tan pelotilla con la mano que le da de comer, ¡por favor!

Juan Hidalgo, 660$

Juan Hidalgo, 6660$

- Poco fino, muy poco listo, ha estado aquí nuestro fotógrafo y artista, situando una cinta métrica junto a los percebes. La foto no va destinada a un libro de biología marina, así que no es necesaria la escala ahí.

Enrique Lista

Enrique Lista, 2350$

Espero que con la lectura de esta breve reflexión hayáis aprendido dos cosas: una es que nunca debes subestimar el valor de tus fotos; y la otra es que hay que poner en su sitio a los galeristas. Hemos ensalzado a los visionarios de los talleres. Y son los galeristas los que en realidad tienen formación y capacidad para aclararnos cuando una fotografía puede elevarse a la categoría de obra de arte.

Así que revisa tus fotos descartadas; ¡reedita de nuevo! No vaya a ser que tengas una foto por ahí que tenga un valor supino; que pueda venderse por unos 5000 euros, por ejemplo. Saca una copia en tamaño grande ande o no ande (unos 2 metros de lado menor está bien) y enséñasela al galerista como copia de autor casi única, como si fuera una pintura o un incunable. El soporte de impresión es igual. Depende de lo que le guste al galerista: igual te pide una copia en un papel de esos fine art, tan de moda y caros, para encuadernarla con un marco de calidad; que igual le vale una fotocopia clavada con chinchetas a la pared. Tú prueba. Asesórate. Déjate aconsejar por él. Es tu amigo y por exponer sólo se quedará un mínimo porcentaje de tu obra de arte. A cambio, si la cosa rula, te espera una vida nueva. Recuerda que…

p17u81

Dora Garcia, 4800$


Premio Nacional de Fotografía… de paisaje

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Desde Cienojetes, en nuestra comprometida labor de servicio desinteresado para fotógrafos, iniciamos con el post de hoy una nueva línea. Hemos acumulado ya el conocimiento y el arrojo necesarios para empezar a daros consejos de cómo ser auténticos triunfadores, algo más que eternos fotógrafos emergentes. Y hemos querido empezar a lo grande, a lo enorme, a lo bestia. Vamos a daros las claves para ganar el Premio Nacional de Fotografía… de paisaje.

Vosotros diréis que eso es apuntar muy alto, que quizá vuestra trayectoria no sea tan dilatada y exitosa como para poder optar a tamaño galardón. Os debo aclarar entonces que aunque el nombre asuste a primera vista la cosa igual no es para tanto. Los organizadores han debido pensar que si van a dar un premio, la cosa versa sobre la fotografía de paisaje y puede participar cualquier persona a nivel nacional, entonces el nombre está claro: Premio Nacional de Fotografía… de paisaje. ¡Estos tíos sí que saben, vaya genios! Es verdad, se le podría haber llamado “Certamen”, “Concurso” o “Torneo a muerte”, pero habrán pensado que ningún candidato podría resistirse a inscribir  su nombre casi casi a la misma altura que el de ilustres fotógrafos como José Manuel Ballester o Bleda y Rosa (por citar a los menos controvertidos).

Aclarado el tema del nombre, vamos a analizar algunos aspectos de las bases del concurso con el fin de poder daros algunos consejos en pro de vuestra misión triunfal. Dice el punto 2 que “no se admitirán fotos que por su temática puedan herir cualquier tipo de sensibilidad o sean ofensivas”. Si os cuesta leer entre líneas aquí hay un mensaje clarísimo, evidente a los ojos de un digno aspirante al galardón: prohibido el HDR. Son ya múltiples los casos conocidos de personas que han quedado ciegas o gravemente traumatizadas al contemplar fotos HDR. Si no me creéis os voy a poner un ejemplo, pero en Cienojetes no queremos saber luego nada de posibles daños y perjuicios. Ahí va.

¡Mis ojos!¡Mis ojooos!

¡Mis ojos!¡Mis ojooos!

Continuemos con un aspecto que no es menor en este caso: la cuota de inscripción en función del número de fotos que vayáis a presentar. De 1 a 5 fotos: 15€; entre 6 y 10: 25€. El que haya jugado a la lotería lo ha pillado a la primera. Sí, amigos. Efectivamente. Los que no vayáis sobrados de pasta tendréis que tomar la difícil decisión de si pongo la línea del horizonte en el primer tercio de la imagen o en el segundo tercio. Los que vayáis más desahogados podéis mandar la dos versiones: una donde aparezca en mayor proporción un cielo bíblico como Dios manda y otra donde predomine esa tierra de texturas increíbles.

Qué hacer con el horizonte…

Un tercer aspecto que destaca al examinar las bases de la convocatoria es el premio. ¡Qué digo premio! ¡Es un locurón, se han liado la manta a la cabeza! Te llevas 1000€ para tus cosas (yo os sugiero el viaje a Islandia si es que todavía lo tenéis pendiente), 1000€ para impresiones de fotos y 1000€ en cursos de formación. Desde aquí quiero hacer un llamamiento a la gente del Ministerio de Cultura para que tomen nota de esto último y lo incorporen también al “Premio Nacional de Fotografía… de verdad”. Nuestros ilustres premiados también necesitan de vez en cuando un reciclaje, alguien tiene que decirle a la pobre Ouka Leele de una vez que las fotos las puede pintar ya con el Photoshop, que mira que tenéis mala uva ocultándole las posibilidades de tan magnífica herramienta.

Estamos en una coyuntura económica en la que no podemos despreciar la cuantía del premio. 1000 euracos para tus cosas es mucha tela. Así que desde ya os recomendamos que no os andéis con tonterías e innovaciones necesarias. Id a lo seguro. Mandad fotos como esas que estáis hartos de ver en primera página del Flickr o que tienen chorrocientos “Me gusta” en el Facebook. Es cierto que hay fotografías de paisaje que no siguen las modas actuales y que están muy cotizadas. Una foto de Edward Steichen (The pond, moonlight) se subastó por 2.9 millones de dólares en 2006. Pero Steichen llevaba ya 33 años muerto y a vosotros la pasta os hace falta ahora. Repito: id a lo seguro.

$2.9M (33 años después de haber muerto)

1000€ de dinero directo a tu bolsillo

Una vez que hemos analizado las bases no vamos a seguir el enfoque clásico de lo que debéis hacer, porque para eso tenéis libros buenísimos de gente muy humilde y modesta que podéis comprar en cualquier librería de barrio. Os vamos dejar claro lo que NO debéis hacer, por mucho que haya cuatro modernos por ahí que tengan cierto éxito de con este tipo de imágenes. Vamos a empezar analizando una foto de Hiroshi Sugimoto que nos viene al pelo. Cierto es que U2 utilizó una imagen de este buen hombre como portada de uno de sus discos insufribles, pero vosotros no andáis buscando eso. Vuestro verdadero objetivo es, y siempre será, que vuestras imágenes acaben como fondo de escritorio en miles de ordenadores, un universo idílico para el icono de la papelera de reciclaje. Veamos en qué pincha Sugimoto:

Hiroshi Sugimoto (o el efecto vaho)

Aquí no hay ni punto, ni línea, ni textura, ni forma, ni color ni nada de nada. El horizonte está en todo el medio, en una ofensa intolerable a la regla de los tercios o a la proporción áurea. Además no ha tenido la habilidad de encontrar una buena roca en un primer plano que le proporcione profundidad a la foto. O qué decir de ese medio camino entre un maravilloso efecto seda del agua o unas tremendas gotas de espuma. Aunque quizá lo más intolerable de todo es que no hay ni amanecer ni atardecer y se ha ido a tirar la foto sin hacer todos los cálculos astronómicos necesarios para estudiar las mareas. Mirad lo que os digo, yo hasta dudo que eso sea el mar, creo que es una foto de un vaso de agua tras haberle echado un poco de vaho al objetivo de la cámara.

El último consejo que tengo que daros tiene relación con una regla no escrita de la fotografía de paisaje de altísima calidad: el angular hay que ponerlo a todo lo que dé. Os van a tirar para atrás todas las fotos que no estén hechas, como mínimo, con un 10mm. La mejor foto de paisaje es la que lo capta todo, hay que meter cuantas más cosas mejor dentro de la fotografía. Yo cada vez que veo una foto de Franco Fontana acabo preguntándome si este hombre hacía fotos de paisaje o los miraba con prismáticos. ¡Válgame! ¡Qué claustrofobia!

Franco Fontana (a través de sus prismáticos)

Esperamos que nuestras indicaciones os ayuden a conseguir lo que se espera exactamente de vosotros: producir fotografías completamente indistinguibles de las de los otros participantes. ¡Suerte amigos!


Fontcuberta vuelve a hacer fotos

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Teníamos pensado hablar de otra cosa esta semana. Pero la actualidad manda y Cienojetes hoy tiene una primicia, al hilo del reciente “nobel” de la fotografía.

La noticia no es que Joan Fontcuberta haya recibido recientemente el premio de los premios en fotografía, el Hasselblad; no, qué va. Es que, espoleado por este premio, ha decidido volver a hacer fotos como hace tiempo que no hace. Él, que declaró que “tal vez el futuro de la fotografía es la desaparición total de la imagen”, ahora va y se retracta. Donde dije digo, digo Diego.

¿Cómo me he enterado? Resulta que hace un par de días tuve que ir a Barcelona, invitado a un coloquio sobre fotografía y posmodernidad. Tras el acto, tenía la cabeza como un bombo y decidí relajarme paseándome por la ciudad. Las bellas luces de la tarde me animaron a hacer alguna foto, pero no conseguía el encuadre perfecto. Pero hete aquí que en esto me veo a un señor inmóvil en un parque, fotografiando una espectacular puesta de sol. Era una imagen espléndida. Y era él: el mismísimo Fontcuberta. Esperé a que se marchara de la zona para repetir su foto (porque hay que aprender de los maestros) y lo seguí para comprobar, asombrado, que iba haciéndole fotos con su iphone a todo lo que se le ocurría. No paraba de crear y crear. Aquí lo podéis ver haciendo una:

Fontcu-vuelve

Fontcu, móvil en mano, presto a captar belleza

Después de echar unas cuantas fotos, todas ellas muy cotidianas pero llenas de belleza y composición, se introdujo en un bar del Barrio Chino, que tan magistralmente fotografiara otro Joan. Esperé a que llevara unos cuantos gintonics para presentarme y pedirle un autógrafo. Y cuando ya iba un tanto enfollonado, Fontcu, que así gusta ser llamado por sus amigos, abrió para mi sólo la caja de Pandora, regalándome esta perla, esta revelación:

«Se me fue la perola. No supe cerrar el proyecto Detrás del Espejo. Nada más levantarme, y sin desayunar, me metía en internet, venga buscar fotos de gente autorretratada; cuanto más ligerita de ropa, mejor. Me dí cuenta que me había transformado en un auténtico voyeur cibernéutico. Me enfrasqué tanto en mis mirares, que se me pasaban las noches navegando de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho fisgar, se me secó el cerebro, de manera que vine a perder el juicio.

Una noche entré en trance y tuve una visión: de un googlegrama, no recuerdo ahora si con la forma del satélite Sputnik o de la nave Soyuz, descendió un monje ortodoxo ruso que, al tiempo que me arrojaba aerolitos, me decía con voz atronadora:

“…de la nave Soyuz descendió…” (Foto J. Fontcuberta)

- “¡Fontcu, Fontcu! No más mentiras piadosas. No más anticuerpos contra el engaño. ¿Cómo pudiste decir eso de que cada vez me parece más interesante la mala fotografía? ¿Eso de que cuanto peor, mejor, que la cantidad sustituye a la calidad? ¡Basta de proyectos! Busca la belleza de la imagen única. Déjate de confusiones. Transmútate, renuévate… ¡Ay Fontcu, Fontcu! Mal camino llevas…”

“¡Ay Fontcu! Mal camino llevas…” (Foto J. Fontcuberta)

¡Ay Fontcu, Fontcu…! Cuando desperté aquellas palabras aun resonaban en mi cabeza, cuberta por mis manos. Corrí a lavarme el rostro y miré al frente, con las manos apoyadas en el lavabo, abatido. Pero el yo de mi espejo, mi reflectograma, me guiñó un ojo.

Desde ese momento cambié. He decidido volver a hacer fotos, usando el iphone que me regaló Papá Noel. Ahora busco la imagen perfecta, la que rompa con los parámetros establecidos, la que extienda los límites… Quiero crear con imágenes propias, reales. Quiero ser honesto conmigo mismo… No sé como pude… Estaba equivocado. Yo… yo…»

Se echó a mis brazos y juntos bebimos hasta el amanecer.


Los instantes decisivos

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Me he venido dando cuenta durante mi corto transitar por el mundillo fotográfico que si hay un autor que ha influido y traumatizado casi a partes iguales en la historia de la fotografía ese no es otro que Henri Cartier-Bresson. Este hombre, según me han confesado recientemente en un taller de megautores, ha vuelto medio locos a muchos fotógrafos de su generación y de las posteriores con el famoso “instante decisivo”.

El instante decisivo

El instante decisivo

Al amigo HCB (nombre en clave) no se le ocurrió otra cosa que ilustrar su visión budista y zen de la fotografía mediante una foto, a todas luces, equivocada. Ahí tenemos a ese hombre, en la estación de Saint Lazare de París, a punto de ponerse calado hasta los calzones por saltar el charco cual infante con katiuskas. Pues bien, se supone que lo realmente importante no se encuentra tanto en lo que está a punto de suceder, sino que el instante decisivo se da porque se ponen “la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo punto de mira”. Ahí es nada. Es decir, uno tiene una experiencia mística justo en el instante previo a que un hombre se cale hasta los huesos. Pues entonces estoy confundido.

Dicen los enterados de esto, que no confundir con los “iluminados” de los que hablaremos en breve, que la mayoría de los fotógrafos no entendieron bien el mensaje de HCB y se pasaron la vida buscando escenas en las que estuviera a punto de producirse algo inesperado, un momento mágico. Pero, como decimos los feos sobre la belleza, todo está en el interior. El bueno de HCB se mofó de todos los intrépidos cazadores de instantes mágicos, vacíos de sensibilidad de espíritu. El instante decisivo no es más que una alineación de elementos interiores, una cuasi-conjunción astral.

Y claro, me he puesto a pensar sobre esto de las confusiones, los engaños y los instantes decisivos y me he dado cuenta de que HCB se quedó corto. No hay sólo un instante decisivo en la fotografía, hay infinidad de ellos. Os pongo algunos ejemplos, pero seguro que a vosotros se os ocurren muchos más.

Instante decisivo emergente: dícese de aquél en el que el comisario de turno pone en el punto de mira a un atormentado joven fotógrafo (lo mismo se aplica para el género femenino) con algo de dinero ahorrado, le promete que lo convertirá en un artista emergente a cambio de una módica cantidad en cursillos, festivales y producción de obra por cuenta propia, y para ello sólo tiene que seguir la última tendencia fotográfica. Es decir, que si se dan el comisario, el emergente y la tendencia: clic.

Instante decisivo tecnológico: aplíquese a aquellos casos en los que reunimos a personas de media edad con recursos económicos que quieren hacer fotos igual de buenas que las del cuñado; una red social donde la gente esté dispuesta a perder el tiempo diciéndole al de al lado que es la releche de bueno si a cambio el otro le dice que el realmente grandioso es él; y una marca tecnológica capaz de hacer creer a dichas personas que nunca podrán hacer fotos realmente buenas si su cámara no incorpora la tecnología FLIPIC, obsoleta a los dos años. Es decir, si se da la crisis de los {30,40,50,60}, el descubrimiento de las redes sociales y la obsolescencia programada: clic.

Instante decisivo del emperador: observable en aquellos casos en los que tenemos a un fotógrafo infame que a base de pagarse sus producciones (o recaudar un poco de aquí y otro poco de allá) y ponerse los calificativos menos verosímiles pero grandilocuentes; instituciones públicas que con tal de llenar sus espacios expositivos a coste cero aceptan lo que les echen puesto que lo importante es que parezca que la cultura (sea eso lo que sea) no esté en crisis ni deje de acercarse al ciudadano; y una corte de críticos/expertos con lazos de interés o miedo a perder presencia en el mundo cultural que son incapaces de poner en su sitio al artista. Es decir, fotógrafo creído, crisis cultural y medias tintas: clic.

Habrá muchos lectores que a estas alturas estarán pensando que lo que he escrito hoy no es muy Cienojetes, que aquí no se ha puesto el humor satírico, los juegos de palabras y la palabra “fotaca” en el mismo punto de mira. Nosotros nunca dijimos que sólo hablaríamos de hombres a punto de caer en el charco, amigos.


La fotografía de Semana Santa

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Acaba de pasar la Semana Santa y seguro que algunos tendrán las tarjetas llenas de gigas y gigas de fotos. Es momento de buscar por la red concursetes de temática nazarenil y, con un poco de suerte, ganar unas perricas que os van a venir muy bien para el viaje a Islandia de este verano. ¡Ojo! Los jurados suelen ser gente experimentada y conocedora de la historia de la fotografía, asi que advertimos que la foto la van a mirar con lupa. Pero si estamos listos, se la podremos meter y llevarnos algún premio.

En las procesiones, el llevar una réflex con un buen pepino abre puertas. Da derecho a acceder a zonas donde la policía te obligaría a irte. Puedes cruzar cuantas veces quieras entre los nazarenos o estamparles el gran angular en los morros. Como bien afirma en un forete el máster JMMG, que se intitula fotógrafo humanista y documentalista, “aquí no estorbas si te pones en medio y se pueden hacer las fotos con máquinas buenas y de juguete”.

David_Jiménez

David Jiménez

Lo fundamental es obtener fotos muy potentes, como se dice ahora. Y para ello es importante elegir bien el lugar de la procesión, sin que nos tenga que preocupar lo fotografiada que haya sido. Los bercianos de Aliste en Zamora han sido inmortalizados hasta la saciedad desde tiempos remotos; por ejemplo en los años 70 por Rafael Sanz y su discípula Cristina Gª Rodero. Pero la peña sigue yendo ahí a darle la tabarra a los lugareños y los premios siguen cayendo.

¿Cómo obtener fotos potentes? Hay varios métodos. Uno es ir educando la mirada con fotolibros sobre el tema, como Sevilla, Semana Santa de un tal David Jiménez. Pero el libro tiene fotos raras y éste, amigos, es un proceso lento; os lo desaconsejo.

En ciertas webs podemos encontrar buenas sugerencias. En la guía definitiva para hacer buenas fotos en S. S. nos aclara por ejemplo que “las condiciones de iluminación son completamente diferentes durante el día y durante la noche”. Efectivamente. También en multitud de nuestros útiles foros de nombre terminado en istas se dan buenas respuestas a los problemas técnicos de los foristas.

Pero nosotros vamos a ver otros métodos más efectivos y destinados a ganar; y lo ilustraremos con enlaces:

- Muchas procesiones se prestan a darles un aire antiguo, bien pasando la foto a blanco y negro o bien dándole un generoso virado sepia; si además le metemos viñeteao y un plugin guapo de fotosop… ¡alehop! Foto normalucha convertida en fotoca, ergo premio nacional. Se la hemos metido al jurado. En el polo opuesto, siempre podemos contar con nuestro amigo hdr.

- Los picados y contrapicados también dan mucho juego. Para estos últimos es fundamental el ultragranangular y llevar ropa cómoda; así podremos tirarnos al suelo y conseguir esa toma atrevida y original. Y si podemos obtener unos cielos bíblicos, mejor. En esta galería hallaréis buenos ejemplos de lo dicho.

J. Crillas

- La foto-estampa siempre suele funcionar bien. Para hacerla debemos de encuadrar al “santo” verticalmente, si es sólo de la cara mejor; nos ayudará pensar que la foto va a ser destinada a hacer estampicas o calendarios para llevar en la cartera. Además si estamos sacando a un nazareno, así nos sale entero el caperuzo. Esto va de perlas si lo que estamos buscando es ganar un concurso para un cartel de Semana Santa. En esta disciplina, no debemos tener reparos en cambiar fondos con el fotosop, combinar ByN con color, jugar con las líneas y las arquitecturas y, si estamos inspirados, atrevernos incluso con originales collages.

- Atentos también al instante decisivo cartierbressoniano, a esos momentos únicos que enfatizaremos dándole un título apropiado a nuestra imagen. No nos olvidemos de otros aspectos que se suelen dar: caras de esfuerzo denodado, militares desfilando con imágenes (religión y ejército conjugan de miedo), sombras, etc. ¡Qué no se nos escapen dichos momentos irrepetibles!

- Los contraluces nos sirven para jugar con las siluetas. Para dramatizar un poco le daremos un poquito de degradado a los cielos. Aprovecharemos las manchas del sensor para crear un efecto parecido a la lluvia, como hace H. Delgado en esta fotaza con otro acertado título: El ovni de San Bernardo

- La mayoría deagram las procesiones son por la noche. Asi que puede ser un lío medir las luces. Si en la misma foto aparece un Cristo con la cara quemada por un focazo y los nazarenos muy negros, siempre podemos hacer doble exposición. No hace falta comprarse un trípode: se puede jugar con las velocidades lentas de obturación y crear interesantes juegos de luz y color.

- No sólo con las luces. Tambien funcionan bien los contrastes acusados en las formas. Los nazarenos chequeticos dan mucho juego. En las procesiones de Cartagena hay uno que lo llevan fritofrito.

- Debido a la escasez de luz, será util usar un diafragma de gran abertura. Esto nos ayudará a desenfocar fondos y a destacar la belleza de nuestro motivo principal, que en este caso puede ser la imagen escultórica.

Y si no nos ha dado tiempo a presentarnos a certamen alguno o se nos ha pegado el arroz, siempre podemos montarnos una exposición molona en un bar, restaurante o tapería. Aquí de nuevo un buen título le dará peso y categoría al proyecto. Y no os olvidéis de llevaros a amigotes y admiradores a vuestra expo, obsequiándoles con instructivas visitas guiadas .



Aclaración sobre el blog de Cienojetes

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Estimados lectores.

Nos dirigimos a vosotros con el fin de aclarar algunos malentendidos que han ido surgiendo durante las últimas semanas en relación con los contenidos publicados en este blog. Queremos dejar constancia expresa de que Cienojetes es un blog absolutamente independiente del blog Cienojos y de la Asociación Cienojos. Nosotros no somos la cara oculta o gamberra de Cienojos, sino una iniciativa que se inspiró en su nombre como primera muestra de nuestra intención satírica.

Rogamos a todas aquellas personas que se sientan aludidas por las palabras de nuestro blog que se abstengan de ponerse en contacto con Cienojos. Os recordamos que tenéis disponible nuestra dirección de correo electrónico tanto aquí (cienojetes@gmail.com) como en la sección “Quiénes somos” para que nos hagáis llegar vuestras inquietudes, quejas o sugerencias. Disponéis también de nuestro Twitter y nuestro Facebook para contactar con nosotros.

Querríamos finalizar este comunicado con una pequeña reflexión. Durante la corta, todavía, trayectoria de Cienojetes hemos podido comprobar que una amplísima mayoría de nuestros lectores goza de un excelente sentido crítico para coincidir con nosotros en nuestras opiniones o disentir radicalmente de ellas con elegancia y argumentación. Esto nos alegra mucho y nos ayuda a continuar. Pero también es cierto que ha habido muchas personas que creen que internet es un medio en el que no es posible verter, aunque sea de forma respetuosa, cualquier opinión y donde no debería ser posible poder enlazar a cualquier contenido disponible públicamente. Estas personas son las que aún nos dan más fuerzas para persistir en nuestra tarea. Curiosamente no han sido las grandes figuras de la fotografía las que han desatado su ira contra Cienojetes. Será que para llegar arriba se necesitan otras cualidades personales, como el sentido del humor, además de saber hacer buena fotografía.

Lo dicho: Cienojetes sigue vivo, independiente, como siempre, y dispuesto a compartir con vosotros nuestras historias de forma periódica. Gracias por estar siempre ahí.

El equipo de Cienojetes

Nacho Canon y Ni Con Pepinos


Las tormentas de Óscar Molina

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Fotografías de un diario (Óscar Molina)

Fotografías de un diario (Óscar Molina)

Cienojetes ha tenido acceso esta semana a otra primicia. Óscar Molina nos ha confesado que ya tiene casi afinado su nuevo proyecto artístico conceptual. En su afán de rizar el rizo, el fotógrafo madrileño lanzará al mundo una iniciativa absolutamente colosal: “3.345 tormentas”.

Molina dejará constancia una vez más del singular modo que tiene de concebir sus proyectos fotográficos, contando con la colaboración del público como elemento indispensable y consustancial a su creación. Este hombre sabe lo que se hace. Si la obra funciona bien siempre puede argumentar que ha sabido articular una energía creativa colectiva. Si los críticos le dan caña entonces puede decir que él se limita trabajar con la materia prima que le proporciona la masa. ¡Las tiene todas pensadas!

De todas formas, para entender lo que se trae entre manos procede que os haga un breve resumen de una parte de su trayectoria artística. A ver si me sale, porque muchas cosas las entiendo así, así.

En la década de los noventa, cuando estaba empezando en eso de la fotografía de autor, lanzó el proyecto “Caja de acuarelas“. Un día se topó con un objeto de su infancia, una vieja caja de acuarelas de 80 colores, y decidió llevar a cabo 80 fotografías, una de cada uno de los colores de la caja. Hemos de disculpar que el por entonces inexperto fotógrafo no tuviera controlada la gestión de color (película, tintas, papeles, etc.) y decidiera hacer las fotos en blanco y negro. Normal, se hubiera notado mucho que los colores no coincidían con lo descrito. Vamos a dejárselo pasar, que el hombre estaba empezando en esto. El color ya se lo ponéis vosotros, dice habitualmente el autor, mientras los daltónicos le miran algo confusos. Yo, humildemente, le voy a sugerir al autor que cree una nueva variación de este proyecto, ahora ya en color. Un fotolibro para que los niños aprendan los colores en inglés, aprovechando el tirón del bilingüismo.

Caja de Acuarelas (Óscar Molina)

Caja de Acuarelas (Óscar Molina)

Sin embargo, hay dos cosas por las que Óscar Molina es principalmente conocido en el mundillo de la foto. La primera de ella es por organizar unos saraos tremendos cada verano en el Cabo de Gata, invitando a artistas muy trascendentales del panorama nacional e internacional a dar unos cursos por los que la gente paga a ojos cerrados. Algunos de los asistentes dicen que les interesa la temática y poder desarrollar sus proyectos personales, pero la mayoría de la gente va a lo que va. Playa, sol, sensibilidad artística, solteros, almas solitarias… vamos, que no veas como sube la temperatura cuando los cuartos traseros se quedan a oscuras.

El segundo aspecto por el que se le conoce es consecuencia de lo anterior: se dio cuenta de que los alumnos de los talleres dejaban los carretes de película sin revelar en cuanto la lujuria se apoderaba de ellos. Al principio se dedicó a revelarlos y positivarlos pensando que, con suerte, alguno de aquellos alumnos llegaría a ser algo en el panorama fotográfico y dispondría de obras que se revalorizarían. Sin embargo, pronto comprobó que aquellas fotos no valían ni para el Ikea y fue entonces como ingenió un plan maestro llamado “Photolatente“. Sí, amigos. Photolatente son papeles fotográficos impresionados sin revelar (vamos, para entendernos, un papel en blanco) pero que contienen una imagen “latente” que cualquiera puede hacer visible. ¡Lo que hace uno para ahorrarse el líquido revelador y el fijador! Yo mismo me compré hace tiempo un sobre Photolatente de esos, con la esperanza de que apareciera una escena explícita de una tórrida tarde almeriense. Lo que pasa es que me da cosa revelarlo por si me sale la dichosa foto nocturna del arbusto quemado por el flash y me corta el rollo, así que aún la tengo en blanco y de vez en cuando fantaseo.

Sobres de Photolatente (Óscar Molina)

Sobres de Photolatente (Óscar Molina)

Pues bien amigos, Molina nos ha confesado que después de un tiempo de cierta inactividad andaba dándole vueltas a cuál debería ser su nuevo proyecto artístico. Reconoce que al principio le vino a la mente fotografiar uno por uno 1.553 ammonites que había en Francia, pero descartó la idea de inmediato por descabellada. ¡Ni a un paleontólogo se le ocurriría hacer algo así! Quería aunar en un mismo proyecto gran cantidad de imágenes, el misterio de Photolatente y una temática de la que todo el mundo quiera hablar. El propio fotógrafo nos confesaba emocionado que fue en un ascensor como se le apareció la musa. Coincidió con una anciana y ésta le comentó que hacía mucho frío para la época del año en la que estaban y que no paraba de llover. Aquello fue revelador (líquido que también se ahorró en “Silencio abierto“, por cierto). Molina pensó: “¡A todo el mundo le gusta hablar del tiempo!”. Y así fue como se le ocurrió su nuevo proyecto cuyo título completo es “3.345 tormentas: cedo la iniciativa a los telespectadores y esto es lo que me mandan“.

El fotógrafo madrileño se ha puesto en contacto ya con todos los programas de predicción meteorológica que se emiten en televisión. Les ha pedido tener acceso a todas las fotos de tormentas que los espectadores envían de forma desinteresada con el fin de ver su nombre en pantalla (“¡Mira cari, he salido en Telecinco!”). Que si un rayo en un campo de Palencia, que si unos cumulonimbos en Astorga. Todo vale con el fin de llegar a las 3.345 fotografías. Una vez recopiladas las fotos el siguiente paso consistirá en crear 3.345 archivos .zip autoejecutables que el autor pondrá a disposición del público para que puedan descargárselos. Una vez descargado el archivo el receptor tiene dos posibilidades: puede quedarse con el archivo comprimido, sin abrirlo, por miedo a lo que pueda haber ahí; o bien puede ejecutar el archivo, lo que implicará automáticamente que la foto allí contenida se comparta mediante Facebook y se convierta en el fondo de escritorio de tu ordenador durante los próximos 5 años (irrevocablemente). Sin duda estamos ante un proyecto auténticamente terrorífico que pone a prueba los límites fotográficos de la razón.

Molina está tan ilusionado con el proyecto que ya le va dando vueltas a cuáles pueden ser las posibles variaciones. Nos ha adelantado que la variación II serán 3.345 atardeceres y que la III posiblemente sea una proyección audiovisual de 4 horas con banda sonora de La Oreja de Van Gogh.

Así que ya sabéis. Si en los próximos días veis el siguiente mensaje en los programas meteorológicos es que el proyecto ha comenzado:

¿Qué fotografiar?

Tormentas

¿Cómo?

En blanco y negro, que sigo sin saber de gestión de color

¿Para qué?

Para pagarme el viaje a Islandia, que aún no he ido.


Contratiempo en Cienojetes

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Un pedacito de Cienojetes acaba de cobrar vida en papel. Podéis leer uno de nuestros artículos en la revista Contratiempo, que edita el Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao, tanto en formato on-line como impreso. De esta manera, aun no teniendo tablet o smartphone, será posible disfrutar con uno de nuestros audaces ensayos cómodamente sentado en el baño.

Desde aquí, nuestras pirotécnicas gracias al CFC, y en particular a Ricky Dávila y a Nacho von Barelli, por dejarnos formar parte de su andamiaje conceptual…

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Ahora lo descubro

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Ahora descubro sorprendido que cuando me levantaba por las mañanas, miraba al frente y, todavía con los ojos entornados por el sueño, vislumbraba de forma borrosa el sol filtrándose por la cortina, estaba haciendo fotografía.

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Ahora descubro sorprendido que cuando al incorporarme de la cama, enlentecido aún por las drogas de Morfeo, miraba absorto la pared desenfocada de mi dormitorio, estaba haciendo fotografía.

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Ahora descubro sorprendido que cuando mi rostro desnudo saludaba a la mañana desde mi balcón, esperando el beso refrescante de la brisa, hacía fotografía.

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Ahora descubro sorprendido que cuando, tras un rato corriendo, cansado me sentaba en un banco del jardín y, al quitarme las gafas para secarme el sudor, miraba alejarse a la gente difusa, estaba haciendo fotografía.

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Ahora descubro sorprendido que cuando probaba a conducir sin mis lentes correctoras, para ver si era capaz de hacer un trayecto mínimo sin ellas, hacía fotografía.

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Tantos y tantos momentos… Todo, todo este arte fotográfico se lo debo a mi astigmatismo. Y el descubrimiento de mis fotos sin cámara, de mi arte inconsciente, a la fotógrafa berlinesa Uta Barth, con cuyas imágenes ilustro esta entrada.

Durante años, aún hoy, los fotógrafos nos han insistido en que para captar buenas fotografías había que viajar a países lejanos. India, Sudeste Asiático, Islandia… El polo de atracción va cambiando de lustro en lustro. Ahora va por los países de la Europa del Este.

Luego nos dijeron que no hacía falta viajar lejos; que el mejor fotodocumentalismo era el de nuestro entorno: mi ciudad, su periferia, mi barrio, mi calle…

Uta ahora nos demuestra que no hace falta salir de casa para hacer fotos. Ni enfocar, ni ponerse las gafas siquiera, qué leches. “Llevo entre 12 y 15 años haciendo fotos en mi hogar. Para la experiencia visual que busco no necesito salir a buscar fuera”.

Uta ha expuesto y ha visto adquirida su obra por numerosas instituciones y museos públicos: el MOMA, el Guggenheim y el Metropolitan de Nueva York; el MCA de Chicago; la Tate Modern de Londres; el Magasin 3 de Estocolmo; etc. Ahí la tienes. Creando y vendiendo sin parar…

Yo menos mal que tuve la suerte de descubrirla el año pasado en una galería, donde expuso sus catorce momentos de ‘ensimismación doméstica’. Antes mi vida era un no parar de darle vueltas a la cabeza buscando temas para mis proyectos; y un recorrer kilómetros y kms en busca de fotos… Ahora ni me quito el pijama. He cancelado mi viaje a Utah y sólo espero, solo en mi aposento, el momento en que la luz me habla…

Tomad nota, emergentes.


Cómo ser fotógrafo de guerra low-cost

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El turista de guerra Toshifumi Fujimoto

El turista de guerra Toshifumi Fujimoto

Nos hemos quedado muy sorprendidos esta semana, ligeramente decepcionados me atrevería a decir. Por un momento llegamos a pensar que, a raíz de la concesión del Pulitzer a Manu Brabo, aflorarían muchos posts en blogs de reconocido prestigio acerca de cómo ser fotógrafo de guerra. Algo así como “10 consejos imprescindibles para ser fotógrafo en zonas de conflicto”. Pero nada.

Vamos a ver. Si hasta hemos podido tener acceso a las reglas de oro para fotografiar animales o niños (y mira que esos sí dan guerra). ¿No hay ni una mínima orientación acerca de cómo inmortalizar los conflictos armados? ¡Con lo de moda que está últimamente y la de premios que dan! Así no hay forma de promocionar que a la gente le dé por irse a fotografiar donde hay jaleo, sin unos consejos básicos de cómo desenvolverse.

Desde Cienojetes vamos a lanzar una iniciativa a los medios de comunicación españoles para aprovechar este tirón. Están recibiendo muchas críticas últimamente por no haber sabido valorar el trabajo de los fotógrafos premiados, por anteponer criterios de audiencia a las historias que deben ser contadas y por contar con editores y responsables de fotografía de dudosa competencia en la materia. Ahí es nada. No son tan tontos, hombre. ¡No ves que luego sí informan de que han ganado los premios aquellos a quienes ellos no quisieron contratar! Se les ve tan arrepentidos….

Nosotros queremos proponerles que lancen, de forma unificada y a nivel nacional, una convocatoria para buscar “fotógrafos de guerra low-cost”. Andan justos de presupuesto y lo de la calidad no parece ser uno de sus parámetros fundamentales, así que se dan las condiciones ideales para reclutar foteros low-cost. Eso sí, fotografiar guerras tiene sus ciertos riesgos. Vamos a proponerles una serie de consejos para intentar maximizar el número de supervivientes. El anuncio, que es una cosa muy seria, podría ser algo así:

Prestigioso medio de comunicación de tirada nacional busca fotoperiodistas de guerra para ilustrar los conflictos armados que existen en el mundo. Abstenerse los interesados en informar acerca de territorios donde no abunde algún tipo de combustible bajo la tierra.

Por problemas de presupuesto no podemos hacer contrato. De todas formas no os debéis obsesionar con ganar dinero, nuestro medio puede proporcionaros algo más valioso: promoción, daros un nombre. 

Tampoco estamos en disposición de impartir unos cursillos de riesgos laborales o de haceros un seguro médico,  pero se proporciona a continuación una lista con las reglas de oro de la fotografía de guerra:

  1. Saca sólo billete de ida. Ya si eso, si la cosa no se ha puesto fea, te pagas luego el de vuelta.
  2. Prepara un pequeño botiquín con tiritas (se camina mucho sobre los escombros), Mercromina y Agua del Carmen por si te pones nervioso o se te va el apetito.
  3. Mete música potente (rock duro como hacían los marines norteamericanos) en el iPod para aquellos instantes en que estés cagado en los pantalones y no te atrevas a salir del hotel.
  4. Una vez allí, cuando ya estés disparando (hablamos de fotos, que en este contexto conviene aclarar) es muy importante que no te detengas a revisarlas en mitad de la calle. No te pongas a comprobar el histograma en mitad de un fuego cruzado. Es peligroso.
  5. Vuelca el contenido de las tarjetas de memoria de la cámara cada día y nos las mandas, no vaya a ser que al día siguiente te surja algún problema.
  6. Si vas a llevarte un buen pepino de 400mm (o superior) corres el riesgo de que lo confundan con un lanza-proyectiles. Píntalo de rosa para evitar confusiones. Es un color muy relajante y te evitará problemas.
  7. No te obsesiones con la composición, el color del cielo, el polarizador y otras recomendaciones de la fotografía de alta calidad. Como foto bonita las habrá mejores, lo tuyo es otro rollo. Es low-cost.
  8. Ante la posibilidad de que las situaciones vividas sean de gran dureza te recomendamos que metas en la mochila algún libro de pensamiento positivo.
  9. No desarrolles mucho un estilo personal, una visión de autor. Eso nos complica la vida a la hora de utilizar fotos de diferentes low-cost indistintamente. Imitad todos a Samuel Aranda, por ejemplo, que ahora tiene éxito.
  10. Y por último, mandadnos también fotos de cosas bonitas porque sino no hay forma de vender dominicales, que a la gente se le atragantan los churros con tanta sangre.

Pues nada, ya hemos aportado nuestro granito de arena para el resurgimiento de los medios de comunicación nacionales, ahora la piedra está en su tejado.


Mi primer proyecto personal (1ª parte: génesis)

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El tiempo se me echaba encima. Había pasado los cuarenta años de edad y mi sueño, vivir de la fotografía, estaba lejos de cumplirse.

Ya lo había intentado hace un par de años con la BBC. Pero con las primeras fotos, que hice para la boda de mi prima, me di cuenta que aquello no estaba hecho para mi. Era muy duro pasar días y noches quitando granos con gaussianos. Y, como hemos visto en el post anterior, es muy difícil hacerse rico como reportero de guerra. Encima la sangre me marea.

Lo único que me quedaba era pegar un pelotazo. Una creación fotográfica potente que sorprendiera, removiera y enriqueciera. Esto último sobre todo a mí, por supuesto. ¿Sería posible tamaña dicha?

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“…en la cola del paro me vino la inspiración.”
Desempleados; Nueva York, 1910.

Una mañana en la cola del paro me vino la inspiración. ¡Tenía que hacer un fotolibro! A ver si sonara la flauta y me ocurriera como a la De Middel, de quien dicen que ya hasta vende fotocopias de páginas sueltas de su libro, firmadas y seriadas, por 50 pavos. (Por cierto, Cris: si me quieres regalar un libro… Quién sabe los miles de euros que puede alcanzar el día de mañana en la reventa…).

Me puse manos a la obra. Quiero decir que me puse a pensar. Llegaron las preguntas. Y la primera fue la inefable: ¿Qué quieres contar, Pepinos? Para llegar a las respuestas, más preguntas: ¿De qué tienes que hablar para poder forrarte de un golpe y no de siete? ¿Cual es el rollito de moda? ¿Que temáticas son las más demandadas a día de hoy? ¿Qué gusta a los modernos esos que compran fotolibros? ¡Piensa Ni Con!

Busqué consejo en amigos fotógrafos con cierto éxito. Me leí los post del papa Spottorno retrocediendo hasta el año 2008. Le pregunté a un galerista de Chueca. Fui a librerías a hojear fotolibros hasta que me echaron después de desprecintar demasiados. Charlé con un visionario. Hasta hablé con un director de museo. Nada. No supieron iluminarme.

Asumí que mi búsqueda tenía que ser en solitario, tenía que ser una búsqueda personal. Me puse a editar mis propias ideas; y descartadas otras alternativas, me quedé con estas tres opciones:

1. El conceptualismo. Aun no lo domino. Estoy en ello. Todo se andará. Voy a clases gratuitas de meditación tántrica y leo a filósofos del arte fotográfico como Gonzalo Puch, pero me está llevando mucho tiempo asimilar sus profundos contenidos. De momento hacer esto sería precipitado y descabellado. La audiencia pensaría que se la quiero meter doblada; quedaría como un jetacas y me condenaría artísticamente de por vida. Por ahora el fotolibro conceptual, descartado.

2. El viaje a países exóticos, sólo fotográficamente hablando. Esto podría funcionar, pero no tengo suficiente dinero para irme a Islandia, ni a la India, ni a Cuba, ni a Kazajistán. No. El viaje documental de tierras ajenas y lejanas, descartado.

3. El proyecto sobre la identidad personal. La búsqueda del yo. Esto podría funcionar. Con el viaje interior me ahorro las perrillas del viaje mochilero a un país raro y, si todo sale bien, con lo que gane me voy de crucero. Jeje. ¡Aprobado!

No me queda otra. Si quiero pegar el pelotazo lo mejor es hacer un proyecto íntimo y personal que una vez madurado, culminará en forma de fotolibro. Estoy obligado por cojones a ser honesto conmigo mismo.

El problema es que no sé si tengo discurso interior o no. Y he observado que esto del discurso es fundamental cuando las fotos no valen una mierda. Muchas veces es casi más importante la disertación, el rollo escrito y hablado, que la foto. Asi que, ¡fuera timidez! Me tengo que armar de valor y de jeta. ¡Come on!

En ese punto estoy. Esto no puede fallar. No me puedo fallar. En mi próxima entrada os cuento como lo llevo.

E-Ferrer


Visionario en directo

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visionarioHace unos días nos juntamos Pepinos y yo a hablar sobre el rumbo que le dábamos a Cienojetes. Esto está subiendo como la espuma y no vemos un duro por ninguna parte. ¡Nosotros queremos vivir de nuestro blog! Chorrocientos followers y ningún ingreso, le dije a Pepinos. Así que hemos decidido que vamos a aprovechar el tirón lanzando Visionario en directo.

 

La semilla de la idea se me ocurrió una tarde tirado en el sofá de casa viendo la TDT. Fijé mi atención en un canal de videncia. Me había quedado prendado de la escena que contemplaba. Un hombre de mediana edad con pendientes de perlas y bufanda naranja estaba sentado tras una mesa sobre la que había dos cirios pascuales, una figurica de Buda y un gato chino de la suerte. Pero los elementos más importantes que se hallaban encima de la mesa eran 15 cartas del tarot. El vidente le estaba revelando a un telespectador algo sobre que su vecino también le amaba en secreto. Pero bueno, eso es lo de menos, porque para entonces yo ya estaba pensando en otras cosas. ¿Dónde habré visto yo esta escena?… Esto me suena. Hasta que caí en la cuenta: ¡mi último visionado de porfolios!

El mal ojo existe

El mal ojo existe

Efectivamente amigos. Las coincidencias son muchas, demasiadas como para no pensar que uno y otro rito no tengan en el fondo la misma procedencia: la necesidad de trascender, de conocer nuestro futuro, nuestra personalidad, saber si Alec Soth se podrá enamorar de nosotros (aunque sea a través de nuestras fotos). Analicemos las tremendas analogías.

No podemos negar que los visionarios de porfolios y los videntes tienen ciertas características similares. Cuanto más místicos se ponen y más raritos se muestran más sensación de espiritualidad ofrecen. Los visionarios no se limitan a mirar tus fotos. No, ellos quieren llegar a lo más profundo de tu alma, saber qué te mueve a realizar ese proyecto, si te sientes implicado, si tus fotos reflejan tu personalidad, etc. Mientras tanto, a nosotros nos pasa como a los telespectadores que están al otro lado del teléfono. Cada mirada intensa del visionario, cada resoplido que da nos provoca un mismo pensamiento: se me están yendo los euros por el sumidero.

¿Eres honesto?

¿Qué parte de ti se muestra en tus fotos?

Luego está el juego con las cartas y las fotos. Cuando un visionario de porfolios se pone a mirar las fotos, las coloca sobre la mesa, las reordena, las agrupa y de pronto se para te dan ganas de preguntarle: “Bueno, ¿me va a salir novia o no?“. En ocasiones el ritual da mucho más miedo, como cuando cogen una foto a la que miran fijamente y dicen algo así como “Veo en esta foto una presencia de la ausencia, una clara referencia a la muerte“. ¡Telita!

Y qué me decís de la terminología, del vocabulario empleado. Que si yo no acabo de ver nada en esta foto, que si yo veo a múltiples fotógrafos detrás de estas fotos, que si te falta madurar, que si debes reflexionar más sobre el tiempo y el espacio, que si la realidad abarca mucho más que lo que podemos contemplar.

Yo ya he desistido de intentar comprender el rollo que se traen todos los visionarios estos, me rindo. Sin embargo, le he propuesto a Pepinos que le demos la vuelta a la tortilla y lo utilicemos a nuestro favor. Como resultado podréis ver en las próximas semanas, a través de vuestro sintonizador TDT, nuestro nuevo programa de televisión “Visionario en directo”. Podemos daros algunos detalles a ver qué os parece (¡estamos tan ilusionados!).

El escenario va a ser un croma sobre el que proyectaremos fotos raras, de esas que crean mucho misterio como las del “Deja-vu” de Ralph Gibson o algunas de Andrés Serrano para cuando la cosa se ponga intensa. En lugar de velas negras pondremos sobre la mesa un par de ampliadoras para crear luz ambiente.

Los fotógrafos emergentes (a los que llamaremos telemergentes) podrán enviar a nuestro apartado de correos sus porfolios en papel, para que el visionario pueda editarlos en directo mientras charla con ellos distendidamente a través de nuestro número 806.

Por último, intentamos cerrar quiénes serán nuestros visionarios estrella. Estamos en contacto con Txema Salvans porque pensamos que su voz es perfecta para que el 806 corra alegremente, pero nos está poniendo pegas con el tema de que no quiere ponerse la túnica naranja (a ver si aceptara un chaleco reflectante al menos). Tampoco está siendo fácil convencer a Anna Bosch de que se ponga un tercer ojo en la frente (un ojo de pez, por supuesto). Me veo que al final tenemos que recurrir a Rappel y empiezo a pensar que podría dar el pego.



Mi primer proyecto personal (2ª parte: solución)

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Decíamos ayer que, una vez descartadas otras posibilidades, para ese fotolibro que me va a hacer de oro había optado por un proyecto sobre la identidad personal. He reflexionado mucho estos días. Pero ocurre que las bifurcaciones que luego pueden surgir dentro de los proyectos de búsqueda interior son casi infinitas. 

Una opción que ahora está muy en boga es hablar de la búsqueda del yo a través del sondeo de la memoria íntima. Es decir: la propia memoria olvidada pero subyacente en lo escondido del yo; esa que está ausente y presente al mismo tiempo porque te condiciona una cosa mala. Como hay que evocar el pasado, para este tipo de proyectos es imprescindible poder disponer de una casa familiar en la que haya vivido al menos uno de tus abuelos. También puede ser necesario disponer de al menos un álbum de fotos de tu niñez. No me refiero a fotos que hayas hecho tú de pequeño, no; esas no valen. Son fotos que hayan hecho tus padres o tus abuelos cuando tú eras chequetico y te enterabas mucho más que ahora de qué va este rollo de vivir, porque aprovechabas más el tiempo.

Recurrir a dicho álbum tiene la ventaja de que muchas de las fotos del proyecto ya las tienes hechas. Si las fotos del álbum son en color, es mejor que estén descoloridas. Si están bien conservadas puedes ponerlas unos cuantos días a pleno sol; cuanto más setenteras parezcan, mejor. El uso de la nostalgia aumenta la posibilidad de éxito: que se note el paso del inexorable.

Roger Guaus

Desgraciadamente, las casas en las que vivieron mis abuelos ya no pertenecen a mi familia. Asi que, no pudiendo fotografiar la casa ancestral, me puse a buscar el álbum de fotos familiar. Pero por más que busqué y pregunté, no hallé. Quizá en alguna mudanza se extravió y ahora un anticuario esté vendiendo a precio de oro mis fotos de la infancia…

Estaba derrotado. Andé unos cuantos días muy alicaído, sin dejar de darle vueltas al tema. “¿Cómo buscar-me?” ¿Cómo sacarlo todo de dentro?”. Para consolarme, recurrí a mi amiga María; y ella me ayudó. Mientras la besaba entre el humo, me asaltó la imagen del anticuario vendiendo mis fotos en pañales a un emergente, que quería hacer un proyecto sobre la memoria colectiva. Mis fotos en pañales…  ¡Lo tenía, leches!

¿Qué mejor manera de desnudar el alma que despojándome de todo lo superfluo? Si quiero mostrarme abiertamente y sin complejos, tengo que quedarme en pelotas. Para nada es un recurso efectista ni pretencioso, porque hay buenos fotógrafos que lo han hecho antes…

Si uno aspira a ser un profesional en esto de la fotografía de autor, creo que no solo hay que serlo, sino que es aun más importante parecerlo. Así que preparaos, que voy con todo por delante. Había pensado en depilarme las peluferas, pero yo soy el que soy y así me veréis. Me importa poco que se me vea hasta el pajarito puesto que, aun despojándome de todo, me visto de honestidad.

A. García-Alix

A. García-Alix

Ahora sólo necesito que alguien me preste una cámara de placas, puesto que parece ser que le puede dar mas caché al tema. Quedo a la espera de vuestras ideas, tal y como hicistéis generosamente en el primer capítulo, y de vuestras aportaciones económicas por bookcrossing.

Antes de que empiece a derrarmarse todo mi yo por las páginas del fotolibro, este bien podría ser el texto introductorio:

No soy sino un humano semoviente en constante proceso de búsqueda silenciosa. Ahogado en una vertiginosa espiral de anhelos y desengaños, quizás el secreto esté en volver a empezar, retornar a los orígenes. Gracias a la fotografía me enfrento a mis miedos y me conozco sin velos ni ataduras. Es a través de esta autoexploración, que descubro con sorpresa que puedo convertir mi propio cuerpo en el centro catalizador de mis desposeídas emociones. Me enfrento libremente al proceso, depojándome de todo. Y desnudo busco respuestas a las preguntas que, emergiendo desde lo más profundo de mi habitación oscura, me atormentan.

Javier Pividal


Hablemos de literatura

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Literatos, ¡poneos las pilas!

Literatos, ¡poneos las pilas!

Hemos estado haciendo un repaso de las últimas entradas del blog y nos hemos dado cuenta de que hemos centrado demasiado la atención en el mismo tema: la fotografía. Igual estamos un poco saturados ya, porque todos somos un poco cansinos cuando nos ponemos a hablar de nuestras cosas (preguntadle a vuestras parejas si no están cansadas de oírnos hablar siempre de pepinos, fotacas y demás). En nuestro Twitter la gente no para de hablar de fotografía (y política), en los comentarios del blog sólo nos hablan de fotografía (o se insultan), en el Facebook más fotografía (y las fotos de la borrachera). Pero hoy no, hoy vamos a hablar de literatura.

Nos hemos dado cuenta de que la literatura es un arte al que le falta reinventarse, se ha quedado un poco viejuno y no ha sabido enganchar a la gente como otras disciplinas artísticas. Está claro que la fotografía le ha comido mucho terreno en las últimas décadas y eso se debe a la gran oferta de aparatos tecnológicos, foros de Internet, libros y tutoriales que existen.

Nuestros amigos y compañeros los literatos deberían tomar ejemplo y empezar a darle vidilla a eso de escribir. Al igual que sucede con la fotografía, estamos seguros de que con una buena formación cualquier persona que tenga un lápiz y un papel puede dar a luz obras de la talla de “Guerra y paz”, “Cien años de soledad” o “El Código da Vinci”, por citar sólo a referentes ineludibles.  Esta es nuestra propuesta desde Cienojetes para poner a la literatura donde se merece, para inundar la red de talentosos literatos:

  • Taller de literatura analógica. En dicho taller los asistentes conocerían todos los secretos sobre la caligrafía con pluma estilográfica, los papeles de pergamino, el uso correcto del Tipex, medidas para evitar que el papel amarillee, cómo cambiar la tinta de la estilográfica, etc. Son cuestiones realmente fundamentales para dar lugar a una obra literaria digna de pasar a la historia y nadie se preocupa demasiado por ellas.
  • Taller de literatura digital. Vamos, básicamente cómo aclararte con el Word si a ti te va más el rollo tecnológico. Los conceptos básicos serían cómo insertar negritas y subrayados, cómo numerar las páginas, precauciones a la hora de almacenar archivos y sus copias de seguridad, qué cambia al pasar de la versión 2007 a la 2013, etc. El módulo avanzado incluiría contenidos acerca de cómo crear tu propio libro electrónico, centrando la atención en los distintos formatos existentes (epub, mobi).
  • Taller de literatura de autor. Este es para los que les gusta seguir usando la máquina de escribir de toda la vida. Cómo reparar tu Olivetti, cómo cambiar el rollo de tinta, cómo desenganchar las teclas cuando se te apiñan, etc. Todo muy de autor.
  • Taller de retoque literario. Hay que reconocer que este curso es quizá un poco avanzado, pero conviene tener claros algunos puntos clave de la creación literaria. Nos estamos refiriendo al uso del corrector ortográfico de nuestro procesador de textos, una herramienta poderosísima que muy pocos dominan a fondo. ¿Qué hacer cuando la palabra aparece subrayada en rojo? ¿Si está subrayada en verde es porque se trata de una frase especialmente brillante? Cuándo darle a “Omitir”, cuándo “Cambiar”, cuándo atreverse con “Cambiar todas”, etc.
  • Foros de internet. ¿Cómo es posible que no existan ya algunos foros como Kenfolletistas, Larssonistas o Perezrevertistas? La gente tiene que poder compartir sus experiencias al leer sus libros, subir sus relatos inspirados en sus autores de referencia. Eso hace mucha piña y luego permite organizar quedadas para escribir o leer juntos.
  • Redes sociales para nuevos literatos. Es necesario que emerjan plataformas 2.0 donde la gente pueda colgar sus relatos, con botones de “me gusta”, favoritos, comentarios con emoticonos y cosas por el estilo. ¿Dónde está el Flickr de los poetas, en el que cada rimador pueda colgar su poesía y recibir sus felaciones, quiero decir felicitaciones? ¿Dónde? Si de verdad queremos que la literatura tenga auge hay que subir el ego de los que se inician en estas cosas, no podemos seguir con ese ambiente tan elitista y pedante que habitualmente se asocia a los escribidores.

El fin de todo esto es conseguir que nuestros literatos no se sientan tan perdidos a la hora de afrontar sus procesos creativos. Ellos quieren oír eso de “¿Te has apuntado a un taller de literatura? ¡Qué bien! Yo también hago mis pinitos con el Word”. También están deseando que los libros sobre tipografías se encuentren en la sección de literatura de la Fnac, en lugar de tener que ir a buscarlos a otro pasillo. Brindémosles todo lo bueno que la fotografía ha alcanzado en los últimos años, no seamos egoístas. En el fondo están deseando ver a una tía en bolas como portada de un libro de técnica literaria.


¡Premio para Annie!

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En Cienojetes algunas veces estamos en babia. Menos mal que algunos de nuestros atentos lectores nos van informando de la rabiosa actualidad y nos avisan. ¡Gracias, queridos! Y es que resulta que el último premio Príncipe de Asturias se lo han otorgado a una fotógrafa. Como el de las Artes se lo han dado al últimamente omnipresente Haneke, le han adjudicado el de la rama de Comunicación y Humanidades.

Me ha pillado el asunto en fuera de juego porque confieso que yo no conocía a la tal Annie Leibovitz. Así que me he puesto a buscar información sobre esta señora en el internet y sorprendentemente lo primero que aparece es que es una fotógrafa lesbiana. Muy bien. Importante el dato. Seguimos.

Stallone_A LebovitzAveriguo que estamos hablando, según algunos medios, de la fotógrafa mejor pagada del mundo. Leo sorprendido como en las votaciones finales del jurado su candidatura se ha impuesto, además de a la de la periodista Christiane Amanpour, a la de la agencia de fotografía Magnum; otros que no tienen donde caerse muertos y a los que les hubieran venido las perras como pan caído del cielo. Una pena que no haya para todos.

En cualquier caso, me lleno de gozo al comprobar como la actual crisis económica no es menoscabo para que se siga apoyando a la cultura de vanguardia en este país. Lo primero es lo primero. El premio está dotado con una escultura de Miró, diploma y 50.000 euros.

Sigo escarbando por la red de redes, ávido de saber, y descubro sorprendido que esta señora ha fotografiado a la crème de la crème. Parece que no se es famoso del todo hasta que Annie no te retrata. Con el paso del tiempo dejó de ser la fotógrafa “rebelde” que plasmó la América de los setenta para pasar a captar a grandes personalidades. «Me gusta fotografiar a personas que admiro y de las que me importa lo que hacen. Con mis fotos espero dar una idea de cómo es nuestro tiempo» declaró Annie en una entrevista. Sin duda, lo que más me ha llamado la atención de su obra son sus imaginativos retratos de grandes personalidades de nuestro tiempo, como los de Demi Moore (tantas veces imitado), Whoopi Goldberg, Stallone al estilo Rodin, las hermanas Kardashian, el gabinete Bush en la época en que maquinaba la guerra de Irak, etc.

También me he ensimismado con esas hermosas instantáneas que han permitido a guapas celebridades ver cumplido el sueño para el que son educadas la mayoría de las niñas de Occidente: ser una una princesa de cuento de hadas a la espera de que aparezca el guapo príncipe con el que llegará la dpicha y la felicidad.

Annie+leibovitz+disney

Aparte de los méritos ya expuestos y muchos otros, ¿cuales son las razones por las que el jurado del Príncipe de Asturias se haya decantado por Annie? Pues que es uno de los referentes básicos de la fotografía contemporánea. Resulta ser una de las que marca tendencias; de las que revolucionan esto del foteo. Y es que de algo le tiene que haber valido a Annie haber sido durante tantos años pareja de la malograda y genial Susan Sontang, está claro. En boca del mismo jurado, la norteamericana es una de “las dinamizadoras del fotoperiodismo mundial y es una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América”. Es decir: si quieres estar al loro, habrá que tomar nota y estar al tanto de lo que ha hecho y vaya a hacer esta mujer. No hay tutía.

Superadas y olvidadas ya las deudas contraídas con Hacienda tras comprarse varias mansiones, Annie sigue trabajando sin parar. Así que desde Cienojetes no nos queda sino aplaudir el preclaro criterio del jurado del Premio Príncipe de Asturias. Premiar a la fotógrafa que de manera tan magistral inmortalizara a la reina de Inglaterra es una decisión treméndamente valiente y acertada, qué duda cabe, en esta época incierta de corruptelas y de convulsos tiempos, hasta para las realezas.


NOPHOTO al descubierto

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NOPHOTO al descubierto

NOPHOTO al descubierto

Nos hemos llevado un chasco tremendo hace unos días. Se nos ha caído un mito, pero con todo el andamiaje encima, vamos. Veréis, hace poco estuvimos visitando la sede de NOPHOTO completamente de incógnito, haciéndonos pasar por clientes interesados en su trabajo. Disfrazados de ricos y apuestos hombres, les pedimos presupuesto para un reportaje de nuestras actividades como gigolós en Torrevieja. Un temazo que seguro que les hacía babear pensando en su próximo proyecto de autor. Pues no os podéis imaginar lo que descubrimos allí dentro. Hay tema.

Pudimos percatarnos de que allí no es oro todo lo que reluce. Detrás de las apariencias que muestran los numerosos vídeos que cuelgan en su web se esconde una realidad menos glamurosa, mucho más pirotécnica y hasta, se puede decir así, incluso turbia.

Lo primero que nos llamó la atención es que el dinero de la beca FotoPres ya se lo han fundido. En NOPHOTO son espabilados. Llamaron a su proyecto “This is Spain”, pusieron en el texto explicativo palabras potentes como “identidad”, “estereotipos”, “representación” y “relato”, pero en el fondo estaban pensando: esto es como lo del último verano pero en invierno y primavera, así que aprovechamos los puentes, la visita al pueblo y demás viajes que íbamos a hacer de todas formas y el dinero de la beca nos lo fundimos en otras cosas.

¿Que cómo sabemos que ya se han fundido los 10.000€? Tabletas digitalizadoras de mármol, ordenadores con el pero mordío bañado en oro, cámaras con el disparador de brillantes. Quizá esto podría no ser considerado ostentación, pero lo que no deja lugar a dudas es lo siguiente: había varios ejemplares de los nuevos libros de Michael Freeman por allí repartidos, y tirar el dinero de esa manera sólo puede ser fruto de la pomposidad.

El detalle de esos libros fue lo que nos condujo a lo que aún estaba por descubrirse, que sin duda es lo peor. ¿Qué hace un colectivo moderno y que se define como “no convencional” rodeado de ese tipo de material técnico? Una vuelta por las mesas de trabajo despejó las dudas.

En la mesa de Juan Valbuena encontramos un libro antiguo  de Introducción a la Fotografía de Anaya. Estaba muy desgastado ya por el uso, pero hubo un detalle que nos llamó la atención. Debió adquirirlo en algún mercadillo cuando sus ingresos eran muy modestos, porque se trataba de una edición mal impresa y que aún tenía hojas pegadas entre sí. El detalle de las hojas pegadas resultó definitivo. Valbuena había aplicado durante años las técnicas de ese libro en sus fotografías, pero completamente incoherentes al no leer todas las páginas. Sólo así se explica que la mayoría de las fotos de Noray estén tan mal compuestas.

Noray. Juan Valbuena

Ese horizonte está caído, Valbuena

Lo de Paco Gómez ya no tiene nombre. No contento con falsificar los Photo Poche ahora está preparando su propio ejemplar de “The Big Book of Culos“. Se pasó el último verano haciendo fotos de culos con teleobjetivo en las playas nudistas para preparar su próximo éxito (hasta se ha quedado con algunas fotos hechas por Eva Sala). Allí estaba, quitando granos con el tampón de clonar, como quien pone pelo a los calvos con el Photoshop.

El auténtico Photo Poche de Paco Gómez

El auténtico Photo Poche de Paco Gómez

Eduardo Nave no estaba en ese lugar a esa hora, quizá se retrasó porque tiene fama de llegar tarde, pero tenía en la pared unas cuantas fotos de Bleda y Rosa que también debieron salir del dinero de la beca. Nosotros hicimos una foto a su mesa de trabajo que yo creo que nos dará para hacer algún proyecto conceptual del estilo. Tampoco estaba Marta Soul, que se había ido a la peluquería a repasarse el tinte rojizo porque se le veía ya la raya. ¡Qué lástima! Con lo que me habría gustado a mí aparecer en una de sus fotos de los idilios. De lo que no me acuerdo es de si estaba Juan Santos. No caigo ahora. Ese chico pasa tan desapercibido.

Pero la traca final estaba por venir. No podíamos esperarnos algo así, jamás lo habríamos imaginado. Nosotros llevábamos meses ignorando los mensajes que a través de las redes sociales anuncian el proyecto 2013 de Jonás Bel y Rafael Trapiello. Nos parecía un aburrimiento eso de ver retratos uno tras otro y sólo de vez en cuando pinchábamos en alguno para ver si salía algún famoso o si alguien escribía con faltas de ortografía en la ficha. Sin embargo, a raíz de lo que allí vimos no vamos a perder detalle del proyecto a partir de ahora. 2013 no es un proyecto sobre la situación actual del país, no. NOPHOTO se ha quedado sin un duro y lo que están preparando estos dos es un calendario erótico para el 2014 al más puro estilo cuerpo de bomberos de toda la vida. Las fotografías que han enseñado son sólo una tapadera, en realidad el calendario están montándolo con fotos de esas mismas personas en pelota picada, una foto para cada día del año 2014. ¡Y qué posproducción llevan las foticos!, exprimiendo al máximo al Michael Freeman para conseguir una estética de lo más amateur, que ya se sabe que en esto del sexo es lo que más morbo da. Apuesto a que a partir de ahora miráis con otros ojos a la gente que vaya siendo retratada en el proyecto.

Lo que se muestra, por ahora, de 2013.

Lo que se muestra, por ahora, de 2013.

Pues nada, así poco más o menos transcurrió nuestro día en NOPHOTO. Se nos olvida mencionar a algunos de los miembros del colectivo, pero lo hacemos a propósito, o bien porque merecerían un capítulo a parte o bien sólo por el placer de ver si se pican entre ellos al leer esto.


Trasciende tu imagen

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Hace tiempo que escribimos una entrada en la que dimos unas nociones para mejorar cierto tipo de fotografías que adolecían de una alarmante falta de color y buen gusto. Se trató de una llamada al orden a artistas en exceso trascendentales.

Hoy damos un giro. No nos olvidamos de nuestros queridos fotógrafos pirotécnicos, esos esforzados tuneadores de la fotografía, a los que queremos animar a volver a trabajar con sus viejas fotos tan bien procesadas. ¿Para qué, si ya estaban perfectas después de horas de retoque?, os preguntaréis. Pues nenicos: para convertirlas en fotografías más comtemporáneas, más acordes a las tendencias dominantes, más artísticas y, por ende, más valiosas monetariamente hablando.

No estoy diciendo que el universo pirotécnico pueda convertirse en trascendental. No. Las miradas no cambian así como así. Ya sabéis lo de los dos caminos. Estoy hablando de ganar dinero por la patilla. De ahorrarse mucha pasta en fotolibros, en tediosas horas de talleres con artistas y en broncas por parte de los visionarios de turno. Estoy hablando de intentar metérsela doblada al personal. Os aseguro que no es tan difícil. Es necesario perder la verguenza y ampliar los contactos en el mundillo. Trabajaos esto.

Si lo que queréis es ganar dinero, ese HDR no va a servir para nada, aparte de para tener muchas felacitaciones en Flickr. La propuesta de hoy va orientada a arreglar una foto ya hecha de las miles que abarrotan vuestros discos duros. Pero no olvidéis que no vamos a ningún lado con una imagen única. Ya es hora de pensar en un proyecto en condiciones. Podéis coger un puñado de imágenes anteriores que tengan una coherencia: les borráis la fecha por si acaso y empezáis a presentar vuestro trabajo a festivales y visionados. No se os ocurra aparecer con dos o tres fotos que os mandan a la mierda. Y tampoco lleguéis con muchas. Una cosa que esté bien.

Bueno. Al tema. He cogido un HDR al azar de los muchos con los que podemos disfrutar en internet y lo he virado ostensiblemente hacia el otro lado. Es un viaje mágico de lo pirotécnico a lo trascendental.

Copia original

Copia mejorada

Copia mejorada

Las mejoras aplicadas son las siguientes:

1. Desaturación ¿Dónde vais con esos colores irreales? A blanco y negro de cabeza; que es lo que se hace cuando las fotos son malas a ver si mejoran un poco. Un blanco y negro suave, blandengue, poco contrastado, da un aire de atemporalidad e irrealidad cojonudo.

2. Supresión de cielos bíblicos y nubarrones. ¿Queréis dejaros ya las nubecitas? Los cielos claros, monótonos y con neblina son los mejores. También fuera máscaras y firmitas ostentosas. No somos nadie nadie.

3. Cambios en la composición. Fuera las líneas perfectas. En la foto original el horizonte estaba algo inclinado. Bien. No lo he enderezado. En este caso lo he girado aun más. Tiene que parecer que la composición está cuidadosamente estropeada. Lo de siempre: conocemos las reglas para romperlas y tal.

4. Ese gran angular 20 mm que no viñetea ni produce aberración no se lleva en el mundo trascendental. Lástima de perras. Asi que recorta las fotos para que se note menos. El formato cuadrado es una buena opcion porque está de moda.

5. ¡Movimiento y trepitación! Filtro de movimiento con el photoshop que para eso sois unos mostruos de la informática.

6. Simulación de película. En este caso diremos que trabajamos con película de 120 ya que usamos cámara de medio formato. Grano, rayas, imperfecciones… no están de más. Olvidaos del Noiseware y del Noise Ninja.

7. Viñeteo. En esto hay que tener cuidado con la cámara que vayamos a decir que usamos, aunque no la tengamos. Si es una Hassselblad con una buena lente, ni se te ocurra.

8. Añadir un elemento que le de misterio a la fotografía. Esto es opcional. Yo me he decantado por el astronauta, porque estoy muy influenciado por la De Middel. ¿Veis? De paso me doy el pegote y cito un libro de moda entre los modernos como uno de mis referentes. He usado una imagen de internet de un madelman de los años 70 porque así, con el rollo retro, la imagen gana enteros. Ahora bien: si se nota que lo hemos esclafao digitalmente, tendremos que decir que es que trabajamos con negativos escaneados y los trabajamos a posteriori. No es necesario dar muchas explicaciones. Si os agobian decid que para vosotros la cámara es un medio para construir un discurso y que lo que importa es el resultado.

¡Suerte máquinas!


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