Quantcast
Channel: Cienojetes
Viewing all articles
Browse latest Browse all 133

El mérito rara vez fue de los fotógrafos

$
0
0

En la sombra, de forma sigilosa, sin armar ruido, normalmente alejados de los premios y las alabanzas. Pero nos la han metido doblada, en el fondo son los que han sacado más provecho económico a todo esto con su sistema oligárquico, y siempre saltando con red. 

Hagamos cuentas. Durante los últimos cinco años, nuestro breve pero intenso periodo de existencia, han desfilado por el candelero decenas de nombres de fotógrafos. Todos querían tener su fotolibro para trascender, soñaron con su momento de gloria. Ahora a algunos sólo les queda el recuerdo de estar en la página de 30y3, que va cogiendo su valor histórico como recopilatorio de dioses caídos (a.k.a. one hit wonders). Sin embargo, no encontraréis ahí a los que, seamos claros, han sido los putos amos de todo esto de los fotolibros.

Ellos han conseguido que se hable del cosido japonés, de la encuardernación canadiense, del olor de la tinta, de la textura de los papeles, de las tipografías, etc. Sí, hablamos de esa troupe de editores gráficos, diseñadores, impresores y demás personal que siempre están por ahí cuando hay un fotolibro por en medio.

Siempre han figurado, es cierto. Antes ayudaban a realzar la labor del fotógrafo, pero ahora es que son la releche, porque tienen el superpoder de hacer que parezca bueno un mal trabajo. ¿Cuántos libros están llenos de fotografías completamente prescindibles pero que resultan algo interesantes gracias al trabajo de los putos amos? Sí, porque esas personas son expertas en disimular las carencias de un trabajo y potenciar las virtudes. Que las fotos no valen nada, se las esconde en una encuaderación japonesa. Que no hay coherencia en el trabajo, se hace una edición que descoloque al personal y de pronto parece que el tonto eres tú. Que el libro se desmorona si uno lo analiza más de un minuto, pues se manda a imprimir a Brizzolis para que atufe a tinta y así nos garantizamos que se vea en pequeñas dosis, que ese rollo drogata les va a los modernos. Se saben todos los recursos, para eso son los putos amos.

Como hemos dicho, saltan con red. Si un trabajo no funciona siempre se le va a atribuir todo el fracaso a las fotografías, pero si funciona es hasta posible que se alabe su intervención. Lo suyo no es cuestión de un golpe de suerte, llevan trabajando tiempo para lograr esa posición privilegiada. Y ahí están, son las caras fijas en la mayor parte de los saraos y los nombres por defecto que aparecen en los créditos de los fotolibros. Mientras otros pasan y se estrellan ellos siguen orbitando.

Porque un autor se juega su nombre, un editor se puede jugar su inversión económica, y un fotógrafo que se autopublica es un masoquista kamikaze que se lo juega todo. Sin embargo, cuando un libro está en la calle esperando a que alguna de esas 150 personas que compran fotolibros decida llevárselo, quien ya ha cobrado es el diseñador, el editor, el preimpresor, el de la imprenta, etc. Y luego la gente se sorprende de que en los visionados de porfolios sean tan positivos y animen tanto a los autores a seguir adelante con sus trabajos… si os parece se tiran piedras contra su tejado diciendo “mira, no saques el libro porque aunque yo vaya a ganar pasta seguro editándotelo a lo mejor tú no ves un euro”. No, no, hay que ser majete.

Es de justicia reconocer que si se ha hablado tanto de la fotografía contemporánea en los últimos años ha sido, en gran parte, por su labor, por conseguir que lo que era infumable al menos se convierta en inflamable, incluso en vender humo directamente. En el fondo, rara vez el mérito de esta burbuja fue de los fotógrafos, ellos nunca hubieran podido crear una estructura que, aunque endeble, durara unos años.

Nos corroe la envidia, la verdad, así que tenemos cuestiones que nos quitan el sueño. ¿Cómo se sube uno a este carro? ¿Dónde hay que apuntarse? ¿Hay talleres sobre eso? ¿Tenemos que mudarnos a Malasaña o lo podemos hacer desde Murcia? ¿Podemos usar InDesign pirata? ¿Hay que irse a Japón para aprender a encuadernación japonesa? ¿Podremos hacer competencia a Palermo instalando una impresora güena en el trasterete? ¿Vale una multicopista/fotocopiadora? Responded pronto, por favor, que nos corre prisa.



Viewing all articles
Browse latest Browse all 133

Trending Articles